Quiero suponer que le (os) pasa a todos, pero cuando recibo un mensaje con alguna oferta laboral que me reenvía algún buen amigo, y sobre todo si ésta es buena, más que alegrarme casi me entra un puntito de tristeza: la de no haber sido capaz de haberla encontrado yo. Algo así como decir "el primer requisito para tener un buen trabajo debería de ser el que fueses capaz de encontrarlo tú solito; ¿a dónde crees que vas a llegar así?"... En fin, en cualquier caso se me pasa rápido. Ayer en concreto, tras recuperarme del golpe del anuncio que me reenvió Tania y que vi al llegar a la Facultad, desanduve el camino y cargado de papeles fui camino de Serrano, 117 a echar la solicitud; viajando cómodamente en coche hasta allí y vuelta a la uni gracias a la providencial aparición de Al. Qué bueno es tener amigos que se preocupan por uno... y a ver si al menos de ésta oferta vuelvo a oír algo, aunque sea un "no".
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