30/4/15

Flores monfragüeñas

 Pudo llover más o menos el fin de semana en Monfragüe, y eso afectar algo (no mucho) nuestras observaciones de bichos, pero la que se mantenía impávida, aguantando sol y lluvia, era la alfombra de flores primaverales. Vamos con algunas de ellas, que por una u otra causa me llamaron la atención:

 Empiezo con la jara pringosa Cistus ladanifer, cómo no, para hacer honor a mi artículo de abril.

 El carpazo Cistus psilosepalus, otra de las especies de jara del Parque, debe de ser la especie que más al norte llega por el oeste peninsular, pues se la ve creciendo hasta las zonas de clima más suave de Galicia.

 La jara cervuna Cistus populifolius es otra especie típica del oeste peninsular cálido y húmedo, y típica también en Monfragüe del entorno de La Portilla, donde al verla cada año la busco y miro con la misma simpatía que a las águilas imperiales.

Hay al menos otra jara más en Monfragüe, la blanca Cistus albidus, que vi desde el coche creciendo escasa cerca del Salto del Gitano. Pero diluviaba todas las veces que pasamos por ahí, por lo que para compensar subo esta foto de su pariente más humilde la hierba turmera Tuberaria guttata. Esta cistácea anual de porte herbáceo se llama así porque asociadas a sus raíces crecen a menudo las turmas o criadillas de tierra, unos hongos comestibles a modo de trufas.

 Pero dejemos las jaras. Toca ahora presentar esta pequeña viborera Echium plantagineum mutante. Su mutación no le daba superpoderes ni nada similar; simplemente la hacía ser de un lavanda pálido, en vez del azul violáceo normal en su especie y que se ve en los ejemplares del fondo.

 Otra planta de color similar, pero ésta ya sin mutación alguna: Convolvulus althaeoides, una especie de correhuela bastante bonita.

Y otra especie más de la gama de los rosas: la dedalera de roca Digitalis thapsi, que es otra especie que tengo muy asociada con el Parque, y que por ello me gusta mucho volver a ver cada temporada.

Y una nueza blanca Bryonia dioica, pequeña calabacilla que produce unas bayas muy venenosas, para despedir la entrada de nuevo con el color con que la empezamos.

29/4/15

LHEEM

 LHEEM ayer por la mañana. O, lo que es lo mismo, La Herrería, El Escorial, Madrid. JPT está estos días a vueltas con las clases prácticas de la asignatura de Parasitología del Máster de Zoología, y ayer tocaba que los alumnos viesen en directo cómo se capturan los pájaros para tomar muestras. Y como a JPT le venía bien que alguien le echase una mano, como vuelve a ser mi jefe, y como pocas cosas me podrían apetecer más, porque ya ni recuerdo cuándo fue la última vez que trasteé con los bichos en las redes; pues allá que me fui con él.

 Las sesiones de anillamiento dan bastante trabajo, en realidad, y aunque uno se pasa el día tan a gusto en el bosque, rodeado de pajaritos, no es que haya mucho tiempo de andar por ahí prismáticos en mano. De modo que, mientras uno se contenta con que los papamoscas cerrojillos y los picos menores se le acerquen de vez en cuando, reclamando encelados a más no poder, sólo queda tiempo para sacarle fotos a las flores curiosas en el recorrido entre la mesa y las redes y vuelta. Flores conocidas como los jacintos Hyacinthoides non-scripta...

 Y flores desconocidas como esta crucífera que crecía abundantemente al borde de los arroyos, con hojas como de berro y espigas de flores amarillas como las de la vara de Santiago. Si algún lector más ducho que yo en estas cosas me quiere decir qué especie es, agradecido le quedo.

 Esta otra crucífera que sí sé cuál es, la aliaria Alliaria petiolata, alfombraba en general todo el suelo de La Herrería. El nombre le viene a la planta por el olor a ajo que desprende al frotarse.

 Las plantas de arriba, aunque comunes, no destacaban mucho; no así los primeros gamones Asphodelus albus del sotobosque, que se elevaban altivos sobre todas las demás hierbas.

 ¡Otra planta que no sé qué es! Una leguminosa de buen porte, de hojas paripinnadas con zarcillos terminales y pequeñas flores de un granate aterciopelado pegadas al tallo. Ea, el lector al que aludía antes, que se moje otra vez...

Pájaros tuvimos unos cuantos, claro, pero sólo le saqué fotos a éste, el primer picogordo Coccothraustes coccothraustes que veo en mano, un pájaro precioso con un pico capaz de partir limpiamente un hueso de aceituna (imaginaos lo que puede hacer con los dedos de los anilladores... sí, e imaginaréis bien; por suerte es bastante timidillo).

Hacía bastante, como dije arriba, que no sufría los madrugones, el frío y el vadear en el barro asociados al anillamiento. Pero demasiado tiempo también sin la emoción como de noche de Reyes de la espera, de ir a revisar las redes, de poder ver de cerca estos preciosos dinosaurios voladores... la verdad es que echo bastante en falta el trabajo de campo con pajaritos. No dejaré de mirar al cielo cuando estemos cogiendo lagartijas.

28/4/15

Instantáneas de Monfragüe

 Tras tantos años yendo asiduamente a Monfragüe y escribiendo las subsiguientes entradas (usad e buscador del blog si aparecéis por aquí de nuevas y no me creéis), yo no me canso, pero ciertamente no sé muy bien qué hacer para no aburridos a vosotros, mis por mí desatendidos lectores... Creo que hoy subiré algunas fotos aleatorias, y a ver qué surge los días venideros. Fotos como ésta del Salto del Gitano pasado por agua y sin visos de querer clarear, como estuvo toda la noche y como nos lo encontramos el domingo por la mañana. Creo que ésta es la vez en que peor tiempo hemos tenido en el Parque, y eso que ya he ido dos veces en enero...

 La lluvia en cualquier caso no nos molestó todo el tiempo. Desde lo alto del castillo, la tarde anterior, se iban arremolinando las nubes sobre el tramo del Tajo inmediatamente anterior al Salto, pero para entonces ya habíamos podido subir hasta allí, y ver antes unos cuantos bichos curiosos.

 E incluso el domingo, alternando con los ratos de tormenta, tuvimos otros de espléndido sol primaveral, sol que aprovechaban los buitres para secarse con las alas extendidas al sol en lo alto de los riscos, cual cormoranes gigantescos.

 Fauna. Fauna a lo tonto tuvimos bastante. Fauna que en Monfragüe parece buscar la compañía humana, como las golondrinas comunes de Villarreal y sus omnipresentes cantos desde faroles y cables.

 O fauna que, si bien igual no busca al hombre, tampoco recela demasiado del mismo. Como estas ciervas en La Tajadilla, un lugar donde estos animales suelen verse bastante más cerca que en el resto del parque.

 Fauna, por fin, de la más emblemática, como esta águila imperial; fauna de la que vienen buscando los turistas llegados de todas partes. Hasta un grupo ¡de japoneses! vimos, que estaban fusilando con sus enormes objetivos... un gorrión. Un gorrión moruno, al menos.

Paisajes, bichos (y plantas, otro día) que vimos los seis expedicionarios, tres de los cuales se estrenaban en nuestras peripecias campestres. César, Arturo, Cris... espero que os hayan quedado ganas de repetir.

27/4/15

Los útiles comentarios

 Pronto, cuando descargue las fotos y tal, os contaré qué tal se nos dio el fin de semana por Monfragüe: un fin de semana donde como esperábamos llovió a mares, pero donde tampoco faltaron sol, plantas y bichos. Pronto, como digo, pero de momento vamos a ir rellenando hueco con esto, real como la vida misma:

De aquí

25/4/15

Puntería

Puntería la que tuvimos fijando hace más de un mes para este fin de semana nuestra visita anual a Monfragüe. Puntería, pues parece que lloverá bastante, cosa rara en esta primavera bastante seca... En fin, bichos habrá, como siempre. No se si tan amistosos como el búho que me mandaba Tania ayer, pero seguro que por el estilo. Bichos más o menos pasados por agua... ya a la vuelta os contaré.

24/4/15

Píxel grueso

A veces quedar con C me desespera (¡perdón!): insiste en preguntar, casi por costumbre, "qué vamos a hacer"; y casi por costumbre contesto yo, medio ofendido, si no basta con que quedemos y nos veamos sin más... De modo que por no escuchar la pregunta de siempre, me adelanté ayer tarde a decir que quedásemos junto a la Fundación Telefónica para ir a ver las exposiciones que tuviesen... aunque yo no tenía ni idea de qué podrían estar exponiendo, tal vez incluso nada. Pero sí tenían cosas, y cosas que nos gustaron mucho: la colección de obras de Jim Campbell, Ritmos de luz, principalmente. El artista, ingeniero de formación, presenta una serie de instalaciones en las que juega con el concepto de píxel: que las imágenes de nuestras pantallas estén formadas de celdillas menudas que, encendiéndose y apagándose, cambiando de color, hacen que el cerebro forme imágenes nítidas. Y cuanta mayor densidad de píxeles, más resolución. Campbell busca en cambio el efecto contrario: aumentar el grano, obligar al espectador a que se aleje para dejar de ver bombillas que se encienden y se apagan y pasar a ver imágenes. O no. La verdad es que toda la muestra, que orbitaba en torno al concepto más profundo de la claridad de los recuerdos, da para hacer que uno se rasque la cabeza más de una vez...

23/4/15

"Y o te pasas, o no llegas"

No pudo ser. No pudo ser, y ahora me arrepiento algo de haber dejado el curso de R colgado nada más haberlo empezado. Al proyecto que escribí para la convocatoria para jóvenes investigadores en paro me refiero, vaya. Eran cien, y os presentamos como mil, así que tampoco es mucha la sorpresa. Fastidia si acaso ver que, cuando uno propone hacer algo un poco distinto de lo que acostumbra, le dicen que "su CV no indica experiencia en el sistema propuesto". Fastidia porque a otro compañero del Departamento le critican que "la propuesta también carece de originalidad, pues apenas amplía ideas o metodologías que el investigador ya ha aplicado de una forma u otra y usando en varias ocasiones el mismo sistema de estudio". Pues nada, en la próxima convocatoria habrá que hacer lo de siempre, pero procurando que parezca nuevo. O al revés...  En fin. Al menos queda el proyecto escrito, que después de todo no lo evaluaron tan mal. Y tal vez los revisores de la próxima convocatoria (¿BBVA, tal vez?) sean más proclives a disfrutar con las propuestas audaces...

22/4/15

Motivos por los que la gente me lee

 Algún día que esté, más que aburrido, motivado, haré alguna entrada comentando qué búsquedas en Google terminan redirigiendo a la gente a este blog, pero no será hoy. Hoy comento un único caso curioso que me sucedió ayer, una petición que recibí en el correo, después de que la señorita Ann Bui me encontrase de alguna manera:

Pues eso, que si puedo actualizar el enlace que desde esta entrada redirige a la página de GelRed. Pues claro que puedo, yo encantado... me la imaginé a la pobre entrando en página tras página donde se mencionen los productos de la empresa, comprobando que todo está correcto y si no pidiendo que se mejore, encontrando sitios tan esperpénticos como este que estáis leyendo ahora... como para no cambiar el enlace, Ann.

21/4/15

Rock lobster!

Viaje breve, y al mismo tiempo intenso, el que hicimos JPT y yo ayer a Barcelona, a establecer colaboraciones para un proyecto. Todo un día junto al mar, pero sin salir de la Facultat, ¡tan intensa fue nuestra fiesta científica...!

18/4/15

No (sólo) es por los monos...

El control de los recursos minerales del corazón de África, básicamente de "las tres T's" (tantalio, tungsteno y estaño -tin, en inglés-) y el oro, todos ellos de enorme valor en la elaboración de consumibles electrónicos, es el principal motor de la guerra que lleva desde hace casi 20 años (por mucho que la Wikipedia diga que ya se ha terminado) enquistada en tierra de nadie, en una tierra de nadie que todos quieren y que cobija ya seis millones de muertos, siendo éste el segundo conflicto más sangriento desde la 2ª Guerra Mundial. Esta guerra es muy desconocida (por suerte -"suerte", supongo- cada vez menos) y pilla muy lejos, por lo que charlas como la organizada ayer tarde en Montes por la gente del Instituto Jane Goodall España son más que necesarias. El objeto de la charla era aprovechar para promover su campaña de reciclaje de móviles en desuso, promoción que continúo yo por este humilde cauce. Hay demasiada gente que cree que a "los ecologistas" sólo nos duelen los bichitos y las plantitas, y no las personas... habrá gente así, pero basta una ojeada rápida a la información de la web para ver que, más allá de que respetar la selva sea necesario para que pervivan los grandes simios, toda ayuda es poca para frenar una masacre humana donde las crueldades se suceden a una escala difícil de asumir.

16/4/15

"Kanzan" con cáncer

 Una típica estampa de abril: un cerezo japonés Prunus serrulata variedad "Kanzan" en flor; un árbol que de un tiempo a esta parte se ha hecho muy popular en España, sobre todo en los barrios de nueva construcción.

Pero el árbol en concreto que os enseño tenía esta curiosa forma del tronco: engrosado y como "comiéndose" la corona de ramas...

... y las causantes de todo esto están algo más arriba, son las bellas flores dobles que dan justa fama a este árbol. Las flores de la gran mayoría de las plantas tienen cuatro tipos de piezas: sépalos (que recubren la flor cerrada), pétalos (los bonitos, que atraen los insectos), estambres (las partes masculinas) y carpelos (las partes femeninas; muchas veces sólo uno). En una flor en los primeros estados de desarrollo, los cuatro tipos de piezas son iguales, y un sistema de genes (ABC) regula en qué se van a transformar. Todas las células de las piezas florales (todas las células de la planta, vaya) contienen los tres genes, pero no en todas de transcriben y aparecen las proteínas correspondientes: si se expresa sólo el gen A las piezas se transforman en sépalos. Si se expresan A y B, en pétalos. Si se expresan B y C en estambres, y finalmente si se expresa sólo C, en carpelos. Pero si aparece un mutante con algún fallo en lo que a la expresión de estos genes se refiere, la diferenciación de las piezas florales se descontrola, y por ejemplo todo lo que debería transformarse en estambres y carpelos, se transforma en pétalos, y en vez de la flor típica de las rosáceas con cinco pétalos y muchos estambres, aparecen flores llenas de pétalos como las de arriba, o como las de muchas otras flores cultivadas.
Estas mutaciones, relativamente corrientes en la naturaleza, le vienen de perlas a los jardineros, pero para la planta representan una tragedia: sin piezas reproductoras, no se pueden reproducir. Y si no se reproduce, ya puede tener unas flores todo lo bonitas que se quiera, que en cuanto muera ahí se termina todo. A menos que la planta se pueda reproducir de otra manera, claro...

Por ejemplo, por injertos. Injertar una planta ya sabéis lo que es: es encajar una porción de la planta que se desea propagar y que por los motivos que sea no puede reproducirse normalmente (como el cerezo japonés), en una base de otra especie sin problemas para crecer. Y si el injerto se ha hecho bien y agarra (es decir, si ambas plantas son suficientemente compatibles como para que los tejidos de ambas se fusionen), ya está: el tronco de la planta original sustentará las ramas de la otra. Pero la nueva "planta" está formada por dos individuos distintos en realidad, y en el cerezo de la imagen, uno de los dos ha enfermado: alguna infección ha causado que el portainjertos desarrolle un crecimiento tumoral anormal, que sin embargo no afecta a las ramas originales de cerezo japonés que se le injertaron en su día, y que salen así como un pegote del tronco de abajo... algo que por otra parte es bastante habitual en los cerezos japoneses que se ven por la calle, que tienen casi todos unos injertos con una pinta de lo más chapucera.

Ya para terminar: como veis en las fotos de arriba, muchas veces el portainjertos no se resigna a ser sin más el soporte de las ramitas pijas de arriba, e intenta reclamar su derecho a tener ramas y hojas propias. En este cerezo, del tronco a media altura brotaba un manojo de ramas cuyas hojas eran claramente distintas de las de arriba. Y si estas ramas no se recortan, a veces acaba uno con un árbol "mixto", en que las ramas injertadas y las del portainjertos forman una sola copa, como veis aquí. En armonía, pudiera parecer, pero en tiempo evolutivo, el portainjertos de flores blancas, y simples, capaces de reproducirse, lleva las de ganar...

14/4/15

Irritación platanil

O platanera, como prefiráis. Exponía hace años en el blog una queja que muchos me habéis oído de palabra: lo poco que me gustan los plátanos (árboles). Decía entonces que "sobre todo el plátano se me hace especialmente cargante ahora en otoño, por sus feas hojas apergaminadas", pero me retracto: los plátanos son particularmente irritantes ahora en primavera, en sentido literal y sea no o no alérgico a su polen; y es por culpa de sus semillas. Me cuesta creer que no recordase de aquellas al mencionarlas lo mucho que molestan las fibras de las semillas del plátano cuando se le meten a uno por dentro de la ropa, pero llevo unos cuantos días de mala pata en que lo estoy recordando por las malas, días en que casi casi preferiría que lo que me cayera de los árboles fuese mierda de gorrión en vez de estas semillas asquerosas...

12/4/15

Dos de tres

 A lo largo de Semana Santa fueron varias las aves raras para la Comunidad de Madrid que se dejaron ver. Desde Orense yo iba dejando pasar los días del calendario, despreocupado primero, y con angustia creciente a medida que se iba acercando la fecha de vuelta, que esos bichos seguían estando ahí, y que tocaba decidir si me acercaba a ver al menos uno de ellos (el único que sería bimbo para mí), nada más bajar del tren el lunes, o faltando al curro entre semana, o este fin de semana, o... Suerte que vino Raquel a rescatarme de todas estas disquisiciones por la vía rápida, y ayer nos marcamos un buen recorrido de sur a norte de la Comunidad. Empezamos en Rivas-Vaciamadrid, donde el Soto de las Juntas, lugar donde hacía años que no venía, lucía así de verde y esplendoroso; rebosante además de aves afanándose en reproducirse por los cuatro costados, tantas que no cabía un trino mas en el aire.

 En un recodo de la laguna que allí hay llevaba como digo días dejándose ver un macho de ave Fénix polluela bastarda Zapornia parva. Las tres polluelas europeas son rálidos de pequeño tamaño y extremadamente tímidos. Son las tres migrantes transaharianas que en España casi nunca crían, dejándose ver normalmente sólo durante los pasos, en primavera y otoño. Pero como decía, son aves tan reservadas que lo de "dejarse ver" es un modo de hablar, y para muchos pajareros, yo incluido, son aves prácticamente mitológicas... Pues bien, de las tres, para más inri la bastarda es la más rara; pero para una que parecía dejarse ver claramente había que intentarlo. Echamos nuestra buena hora y media de guardia, inmóviles, en puntos distintos de la laguna, y al final quiso el dichoso bicho salir de su escondrijo entre las eneas. Más mal que bien, terminamos por verla los tres: Raquel y yo, y otro al que vino Dios a ver, pues justo apareció por allí buscándola cuando acabábamos de encontrarla.

 Con el bicho difícil del día en el morral, seguimos viaje tan ufanos hasta Guadalix de la Sierra, donde debíamos enfrentarnos a la tarea de encontrar un par de porrones raros: sendos machos de porrón bastardo Aythya marila (especie invernante muy escasa en el norte peninsular) y de collar A. collaris (divagante americana), especies ambas que no veía desde hacía años. Como aparentemente ambos se movían acompañando al pequeño contingente de porrones europeos que quedaba en el embalse una vez partidas las aves invernantes, no parecía ser un reto demasiado difícil. En efecto, nada más bajar del coche localizamos el bando de porrones europeos, y al punto entre ellos el de collar. Pero del bastardo, ni rastro... Bueno, realmente si no estaba a la vista con los otros patos era bastante probable que no estuviera, sin más; de modo que dos objetivos cumplidos de tres eran justificación de sobra para sentaros tan tranquilos a comer en el pueblo. 

 Como habíamos hecho caja tan deprisa, y como además las pronosticadas lluvias vespertinas parecían tardar en llegar, pues por entretener la tarde subimos al puerto de La Morcuera, vacío de vacas, tan pronto en el año. Mirando al norte, Peñalara y las montañas adyacentes se veían aún bastante cubiertas de nieve...

 No así nuestra ladera, que aparecía en cambio cubierta de flores. Alfombrados de azafranes serranos Crocus carpetanus estaban los lastonares...

 ... y de narcisos Narcissus bulbocodium los cervunales, más húmedos.

 E, indiferentes a la humedad del suelo, pululaban por doquier los Iberodorcadion (creo) hispanicum, género éste de escarabajos longicornios de montaña tremendamente diversificado en la Península.

 Satisfechos ya, volvimos hacia el sur, puerto abajo hasta Madrid. El de ayer fue un día redondo en que, rarezas aparte, estaba todo lleno de bichos y de plantas y de todo. Días así desde luego son para dar gracias...

... Y si es en buena compañía, mejor que mejor.

11/4/15

Asalariado

Cerramos semana, semana en compañía de los primeros vencejos de la temporada, tanto pálidos como comunes. Cerramos semana laboral, primera desde que se terminó lo de Cortefiel en noviembre; primera tras dos años y medio de nuevo con contrato complutense. Y con las conocidas alegrías de "llamamos de Rectorado... sí, mira, es que no has justificado que eres doctor". Ya, si supongo que haber leído la tesis en la UCM no es suficiente para que la UCM sepa que soy doctor...
Muchos me preguntáis que "¿qué tal, se nota el cambio?" Bueno, a final de mes se notará, antes no. En realidad el trabajo que hago no ha variado un ápice: sigo trabajando para el grupo, para el proyecto, exactamente igual que hace una semana y haciendo las mismas cosas; simplemente que ahora hay de dónde cobrar. Y de momento el "exactamente igual" se traduce en seguir analizando datos y escribiendo artículos, y como bonus esta semana poner algo de orden en las neveras y congeladores de muestras del laboratorio. La verdad, como decía en la entrada anterior, y aunque de la semana pasada a ésta el tiempo se haya estropeado, va siendo hora de hacer algo en el campo...

9/4/15

Santomé

 El entorno de Orense ciudad, tan hundido en el valle del Miño, tiene un clima mediterráneo húmedo bastante distinto del de casi toda Galicia, que hace que la vegetación climácica sea la del alcornocal abierto, con un sotobosque denso de madroños y laureles. De esto bien poco queda ya, pero a tiro de piedra del centro, en el montecito de Santomé, puede hacerse uno idea de cómo sería antaño el ambiente de la zona.

 No sólo en lo tocante a la vegetación, sino también en lo que se refiere a los asentamientos humanos: Santomé es uno de los castros más interesantes para los estudiosos. Destaca entre otras cosas por ser un lugar que refleja la transición entre dos culturas: los restos de la cumbre del monte, la "ciudad vieja", serían de origen celtíbero...

 ... mientras que algo más abajo surgen de entre la vegetación los restos de la aldea romana posterior.

 Una serie de paneles explican los diferentes detalles en que fijarse: casas porticadas, hogares para cocinar, restos (foto) de canalizaciones... Todos esto me interesa lo justito para pasar una tarde (o una mañana), pero una tarde muy entretenida.

 Al pie del monte, el río Loña salta de piedra en piedra camino del Miño, excavando a su paso una sucesión de marmitas de gigante.

 A mayores de los restos arqueológicos, este monte tiene también su interés botánico, como dije al principio de la entrada: entre los numerosos alcornoques crecen no sólo carballos y melojos, sino también (fotos) encinas y quejigos: cinco especies de roble creciendo "rama con rama".

Y, redondeando el carácter mediterráneo de la zona, aparecen las lagartijas estrella de este blog: las colilargas. Entre las labores que me corresponden como recién estrenado técnico supongo que estará acompañar a Álex en los muestreos de lagartijas de su tesis... bienvenida sea esa "carga".

8/4/15

Barxacova

 Saliendo de Orense hacia el este por la carretera de Ponferrada, a la altura de Xunqueira de Espadañedo puede uno desviarse hacia el norte y empezar a subir por una carretera bastante empinada. Detrás queda una sucesión de colinas y valles sin cursos fluviales destacados, hasta el norte de Portugal.

 Delante en cambio aparecen los meandros del Sil, excavados con tesón milenario a través de las vetas rocosas ligeramente más blandas que las vecinas: el paisaje familiar de la Ribeira Sacra.

 Uno de los ríos que, desde el centro de la provincia, fluye hacia el Sil, es el Mao. Éste también se encajona mucho en su tercio final, formando un cañón cuyas paredes frondosas empezaban a teñirse de verde al sol de primeros de abril.

 Y a lo largo de un trecho de más o menos un kilómetro (un pedazo solamente de una ruta circular que asciende a un total de 16 Km), a los pies del pueblo de Barxacova una pasarela de madera permite recorrer este cañón.

 Al final de la misma puede bajar uno hasta el río, cuyas aguas mueren con calma en las del embalse de Os Peares, engordando así las del Sil y colaborando en último término a que sea el Miño el que se lleve la fama.

 Cierro la entrada en blanco y negro. El blanco la pone este jacinto silvestre Hyacinthoides non-scripta mutante, que crecía rodeado de sus parientes de un azulado ordinario...

... y el negro esta oruga de Euphydryas aurinia, a la que había llegado la hora de pupar, tras pasar el invierno junto con sus hermanas en una tienda de seda, como las procesionarias.