31/1/16

... y hasta aquí llegó un francés

Ocho años y medio. 2.779 entradas, que se dice pronto (de calidad harto variable, lo reconozco). Aunque muchas veces la pereza y los afanes de cada día (y pensar que, en realidad, sois cuatro gatos los que me leéis) me han hecho tener ganas de dejar esto de lado, creo que nunca he llegado a planteármelo verdaderamente en serio: a fin de cuentas, y como os tengo dicho bastantes veces, escribo este blog mucho más por mí que por los demás, como forma de poner en orden y atesorar mis recuerdos y mis estados de ánimo, mis pensamientos más íntimos, convenientemente camuflados entre entradas "de relleno" como la de ayer. No, no creo que deje de escribir en el blog, al menos en breve... pero sí me parece que Biólogo y Becario no da más de sí. Nació en un momento significativo: en plena transición entre mi vida como estudiante (a secas) y mi vida como profesional (del estudio, jeje). Además, y sin pretenderlo inicialmente, pues en septiembre de 2007 todavía no sabía dónde o sobre qué iba a hacer la tesis, este blog ha terminado indefectiblemente ligado a mi vida como doctorando y "postdoctorando" en Madrid. Pero toda esa vida está a punto de terminarse, y este blog, irremisiblemente, con ella...

... pero no os preocupéis, mis cuatro gatos favoritos, que no pensaba dejaros de lado. A partir de mañana nos vemos en Biólogo y Mercenario :-)

30/1/16

Hombre muerde a perro

Ayer me enteré, a través de la web del HBW, de la existencia de un artículo cuyo tema me pareció que bien merecía una entrada. Parafraseando el aforismo de que "que un perro muerda a un hombre no es noticia, pero que un hombre muerda a un perro sí", resumiré su contenido en que "que un pez se coma a un pájaro" bien merece la publicación de un artículo, aunque sea en Marine Ornithology.

El protagonista emplumado de esta entrada
 Efectivamente, hay muchas aves que comen peces, pero peces que coman aves ya son menos. Y si bien los tiburones tigre que depredan en Hawái sobre jóvenes albatros han aparecido ya en muchos documentales, y a nadie sorprende por otra parte que un tiburón se líe a dentelladas con cualquier cosa que flote; otras interacciones llaman la atención por ser  más "accidentales" (aunque sean frecuentes), por dejarle a uno la sensación de que "eso no debería pasar", que es el pájaro el que debería comerse al pez... a pesar de las diferencias de tamaño. No comenté en su día el caso de los peces tigre saltando para atrapar golondrinas como si fuesen moscas, pero sí me detendré ahora en en caso que nos ocupa: al analizar los contenidos estomacales de bacalaos del Pacífico (muy similares al nuestro) pescados en el entorno de las Aleutianas, los firmantes del artículo detectaron que una cantidad nada desdeñable contenía restos de aves marinas, sobre todo de mérgulos empenachados Aethia cristatella. Lo más llamativo para mí no es que un pez que puede medir metro y medio se zampe entero un ave marina poco más grande que un estornino, sino imaginar cómo se producen esos encuentros... sabiendo que los bacalaos son peces de fondo. La duda queda resuelta, claro, al pensar en que estos pajarillos birriosos pueden descender hasta los ¡100 m! de profundidad buscando comida.

A la izquierda, un alca gigante; que como se ve recuerda mucho a los falsos pingüinos
Qué curiosos son los álcidos, como el mérgulo, que en vez de bucear como cormoranes o patos, usando los pies palmeados, "vuelan" bajo el agua. A tal efecto han desarrollado unas proporciones corporales (cuerpos alargados, patas situadas muy atrás, alas cortas) que los hacen ser torpes en vuelo, pero muy ágiles en el agua. Una especie extinguida en el S. XIX, el alca gigante, llegó incluso a perder la capacidad de volar, lo que sin duda ayudó a precipitar su final. Pero no antes de legar su nombre a sus equivalentes ecológicos del hemisferio sur: pen gwyn se llamaba esta ave en gaélico, y penguins terminaron llamándose esas otras aves que tanto se le parecían, aunque ahora ya pocas veces se recuerde que, en realidad, llevan su nombre de prestado...

28/1/16

No me busquéis en el despacho...

... ni por los pasillos: estos días cumplo condena en el laboratorio.Toca hacer precipitaciones de productos de PCR, de muchos productos. Y entremedias repetir las muestras que han salido mal, y geles, y preparar reactivos, y...

26/1/16

Dormideros

Lluvia (o nieve), frío, oscuridad, ramas desnudas... muchas cosas pueden a uno recordarle el invierno, y seguramente los dormideros de aves podrían ser una de ellas; lo son para mí. Muchas aves de los grupos taxonómicos más variados, normalmente celosas de su espacio vital en época de cría, se juntan el resto del año en grupos, porque muchos ojos ven mejor que dos, ya sea para buscar comida o para advertir la presencia del peligro. Y estos grupos se mantienen durante la noche, y se unen a otros, y se terminan formando dormideros, de dimensiones a veces descomunales, según las especies. Y como en las ciudades hay pocos depredadores, y suelen estar más refugiadas del viento y tener temperaturas más altas que el campo que las rodea, son muchos los dormideros que terminan instalándose en zonas urbanas, a menudo para disgusto de los vecinos.
Y las distintas ciudades donde he vivido conservan en mi cabeza sus vínculos con dormideros particulares (las lavanderas blancas frente a mi casa de Orense, las grajas de la plaza de la catedral de Lund...), Madrid incluida, claro está. El entorno de la facultad alberga varios, y como nuestros horarios humanos son siempre los mismos, pero los días se van acortando y alargando, acaba uno coincidiendo en las idas y venidas al trabajo con distintas fases de los mismos: ya sea al formarse por la tarde o al dispersarse las aves por las mañanas. Y viendo los cambios entre años: el año pasado por ejemplo la novedad la pusieron las cotorras de Kramer, que pasaban cada mañana por decenas frente a la Facultad al salir de (creo) la Dehesa de la Villa, camino de (creo también)  el parque del oeste y la Casa de Campo. este invierno son las grajillas las que "dan la nota", tras formar un dormidero nuevo de unas 300-400 aves en los pinares del entorno de Metropolitano. El grueso de las aves entró ayer a descansar a las 18:42, mientras esperaba yo a que terminase una PCR, pensando en qué escribir hoy en el blog...

PD. Y mientras tanto, al noroeste...

24/1/16

En Sevilla, de nuevas

 He pasado bastantes veces por Sevilla a lo largo de estos años, camino de Huelva o de Cádiz, por bichear o por trabajo de campo; pero nunca he llegado a parar: Sevilla es una de las muchas ciudades españolas que aún me quedan por conocer. Pero animado a paliar esa carencia, al menos por ir abriendo boca, me di ayer un paseo con Raquel y Vero por Sevilla... la Nueva.

 Sevilla la Nueva es un pequeño municipio emplazado unos 30 Km al oeste de la capital, con bastantes rutas por sus alrededores por las que estirar las piernas, que no teníamos más pretensiones que ésa ayer por la mañana. Así que todos los extras: las águilas imperiales, buitres negros y demás que se fueron dejando ver a lo largo de la mañana, fueron más que bienvenidos.

Y digo que "no teníamos más pretensiones que dar un paseo", y digo bien, pero si me lo aplico sólo a mí mismo: mis compañeras sí tenían algo más en mente, que nos tuvo ocupados (a los tres, y a unos cuantos más) el resto del día.

... pero no adelantemos acontecimientos.

20/1/16

+ 2 especies

Os hablaba el domingo de cambios de categoría de varias especies de la lista española, y traigo hoy a colación la lista en sí, que de la noche a la mañana ha aumentado en ¡dos especies! Pero a una no le va nada bien, y a la otra le fue aún peor; veamos por qué:
- La primera de ellas, en realidad, la hemos tenido "siempre": acaba de aparecer un artículo en el Journal of Avian Biology (revista que se publica en la uni de Lund, jeje) que propone que, ante la cantidad de evidencias que sugieren que el pinzón azul de Gran Canaria es distinto del de Tenerife (diferencias genéticas, de plumaje, de vocalizaciones...), se le debería clasificar no como subespecie del mismo, sino como especie de pleno derecho, Fringilla polatzeki. Lo cual, de rebote, hace que tengamos la especie de pájaro más amenazada de Europa, pues apenas quedan unos pocos centenares, en menos de 20 Km cuadrados de pinares del SO de la isla que cualquier incendio podría llevarse por delante. Evidentemente, el pinzón estaba igual de amenazado el día antes de que lo diesen por especie distinta, pero a ver si ahora se le hace algo más de caso...
- La segunda sí es una adición de pro a la lista española, una especie siberiana que de vez en cuando al migrar se pierde y aparece por Europa: el zorzal rojigris Turdus obscurus. ¿Y cuál es el "pero" de éste? Que al pobrecillo lo detectaron después de pegarle un tiro, en medio de una cacería de zorzales en Alcora, Castellón. Anda que... recibiéndolas así ya han de venir muchas otras rarezas, ya.

19/1/16

Göttingen

 ¿Hay alguna ciudad alemana que, por algún motivo, os diga algo? A mí, sólo Gotinga, y eso que ni siquiera he estado allí. Pero la pequeña ciudad universitaria donde, si hemos de hacer caso a la canción, las rosas son tan bellas, es destino anual de una miríada de Erasmus; entre ellos mi hermano, que terminó pasando allí cerca de dos años y medio. Y de ahí mi temprana familiaridad con la ciudad, y los librillos de aves en alemán que aún tengo en casa de mis padres. Por lo demás, entre los Erasmus salientes de la ciudad estuvo Álex, el alemán majo como él solo que tuvimos en el departamento unos cuantos meses el año pasado... y de Gotinga llegaron ayer las mejores noticias: allí se encuentra el DeutschesPrimatenzentrum, y allí entrevistaron ayer a Chan para evaluar su aptitud como camp manager de la estación de campo que el centro tiene en el Parque Nacional de Niokolo-Koba, en Senegal, dedicada al estudio de los papiones de Guinea Papio papio. Y la entrevista fue tan bien que ahora puedo enorgullecerme de ser amigo de la nueva directora de la estación de campo por espacio de dos años, cargo que se hará efectivo sobre el terreno en alrededor de un mes.

Con la parte más trasto de su familia de acogida
De modo que, año y medio después de volver de su primera estancia en Senegal, Sonia se nos vuelve a marchar, dejando un hueco tanto más doloroso como más prolongada será su ausencia. Dolor que se ve aliviado al pensar en cuáles son las probabilidades de que una chica de barrio que decide ser "Dian Fossey", realmente lo consiga: estoy seguro de que debe de haber menos dianfosseys por el mundo que astronautas, y sin embargo, ahí estás, un paso más cerca. Gusta mucho ver que se le cumplen a uno los sueños, claro está, pero alegra aún más ver que se cumplen los de la gente que uno quiere. De modo que ¡gracias, Chan!, por alegrarme el día.

17/1/16

Rar-ex-zas

Aunque de vez en cuando hablo de "rarezas" (en el sentido ornitológico del término) en el blog, hago ahora un brevísimo resumen, para los lectores que se incorporen en este momento: en España se han registrado algo más de 550 especies de aves. Algunas viven todo el año en nuestro país, otras vienen a criar desde África durante los meses cálidos, otras en cambio bajan del norte para pasar aquí el invierno, y otras por fin sólo pasan por aquí, en sus viajes entre el norte y el sur, sin dejarse ver más que en primavera y otoño. Y las hay que son muy abundantes, y las hay que son muy escasas, pero de esas 550, hay un buen montón que denominamos "rarezas": son especies que "no deberían estar aquí" (son de más al sur, de más al norte, de otros continentes...), pero que por la causa que sea, el hecho es que aparecen, y alguien las ve y da aviso de las mismas (y los demás si podemos vamos como locos a verla también). Uno de los grupos de trabajo de SEO/BirdLife es precisamente el Comité de Rarezas, un grupo de expertos en identificación de aves que recoge y valida las observaciones de estas aves raras.
Y hago esta introducción para poder comentar ahora que, tras años sin grandes movimientos, con el cierre del año, los del Comité le han pegado un buen repaso a la lista española, y nada más ni nada menos que 17 especies han dejado de ser consideradas "raras". Normal que sea así, por otra parte, ya que en España cada vez hay más gente saliendo al campo, y mejor preparada, y es normal que se vayan conociendo mejor todas las especies. De esas 17, algunas son especies norteñas que se han ido haciendo frecuentes más al sur de lo habitual (aunque veremos por cuántos años más, como con los gansos, si sigue el tiempo cambiando), otras especies americanas o asiáticas que cada vez se dejan ver más migrando e invernando fuera de sus rutas habituales, y por fin dos más son especies africanas cada vez menos raras de ver en la zona del Estrecho. Por otra parte, dos especies consideradas antes "sólo" poco frecuentes, se suben ahora a la lista de rarezas.
Y me fastidia un poco el cambio, pues aunque no haya dejado de ver estas aves con su cambio de estatus, siempre gusta más tener en la lista nombres con ese valor añadido que da que sean rarezas... y siempre fastidia más ver que faltan en la lista especies que (ahora) no lo son, dejando a uno sin la excusa mental de "es que por algo son rarezas". En fin, habrá que seguir saliendo al campo hasta verlas todas... y entonces, volver a empezar a contar :-)

16/1/16

Tes-torninos

 Como ya os había dicho, entre la oleada de deposiciones y defensas de tesis de planes de estudios a extinguir de estos últimos meses estaba, por fin, la de Jaime. Si su tesis se ha prolongado bastante más que la mía no es por pereza del ex-doctorando-ya-doctor, sino por los impepinables del trabajo de campo con su especie muestral: si uno quiere ver los efectos de la inyección de andrógenos en la yema del huevo, no sólo en el desarrollo del embrión de ese huevo o en el desarrollo del pollito que de él nacerá, sino a largo plazo, en el número de veces que ese animal se reproducirá a lo largo de su vida y en el número de crías que sacará adelante; pues forzosamente eso ocupa varios años de trabajo de campo (más el laboratorio y ordenador asociados). Años que habéis visto reflejados en este blog a la par que los míos, tanto en el campo en Soto del Real como en St. Andrews. Años que por fin culminaron ayer con su defensa de tesis.

Defensa que tuvo lugar donde la mía, en el recogido (es decir, excesivamente pequeño para el numeroso grupo de amigos que nos juntamos) Salón de Grados, y a la que siguió una de las cuchipandas más memorables que se recuerdan, que además celebramos en la recientemente inaugurada sala común de la planta 9, que espero enseñaros en alguna entrada pronto. Otro doctor más, lleno de ilusión y con un prometedor futuro por delante, espero que no le cueste tanto como a mí encontrar una postdoc para seguir en la lucha...

15/1/16

Agua y rocas

 Aunque pasamos bastante tiempo triscando por las cañadas del interior del cabo de Gata, el hecho es que, si es cabo, es porque así lo ha promovido el mar, y no estuvimos nunca lejos del mismo a lo largo de nuestra visita.

 El mar añadió a nuestra visita infinidad de elementos de fauna y flora, como esta Pallenis maritima, pero que se quedaban empequeñecidos ante el conjunto brutal de formas geológicas de la costa; pequeñas pinceladas de color, sobre un lienzo azul, gris y pardo.

 Es la piedra en todas sus formas, incluso en la domesticada (como en la batería de San Felipe, o en varias almenaras antiguas que jalonan todo el contorno de la costa), la que aporta personalidad al cabo de Gata: todo un festival de materiales geológicos de orígenes diversos, ora sedimentarios, ora volcánicos; muchas veces confundidos entre sí.

 Una base pétrea sobre la que el agua, el aire y los años han ido esculpiendo sus creaciones, a cada cual más caprichosa... Qué pna, no recordar algo más de Geología de 1º, no haberme preocupado luego de aprender algo más, para exprimir mejor el jugo de la zona.

 Separadas apenas por metros, las distintas playas no tenían a veces nada que ver entre sí: alfombradas unas de cantos rodados...

 ... y otras de arena fina. Más grandes o más pequeñas, más o menos batidas por las olas... playas para todos los gustos, hasta para los que no les gusta el mar.

 Y flanqueando las playas, los acantilados, cuyos distintos estratos geológicos recuerdan a las capas de una tarta.

 Al sur del cabo son bastantes las zonas donde no se puede acceder en coche, pero que pueden recorrerse a pie por distintos senderos, que suben y bajan a lo largo de las laderas ventosas, acercándose a las playas o mirándolas desde lo alto.

 Mirándolas estaba este dragoncillo de Gata Antirrhinum charidemi, una de las especies endémicas que iba buscando, aunque al igual que los camachuelos trompeteros, se nos quedó en el tintero la que más ganas tenía de ver, el azafrán de Gata.

 Y por finalizar ya con el relato del viaje añado un ambiente distinto al interior seco y la costa rocosa de estas dos últimas entradas: las salinas del poniente del cabo, repletas de flamencos y otras aves que no pusieron objeciones a ser vistas desde los observatorios.

Y cierro ya con mi agradecimiento a mis compañeros de viaje: Andrea, Álex y Brego, refugiadso del aire en una pequeña caverna. Este viaje era mi regalo de cumpleaños, aunque más precisamente el regalo habría consistido en tacharme los camachuelos, pues "un viaje para hacer un bimbo" era lo que en concreto ponía el vale que me habían regalado. De modo que... igual intento echarle morro y volvérmelo a cobrar. A ver si cuela...

13/1/16

El verdor del desierto

 Hay mucha gente (y en su derecho está, por supuesto) a la que el paisaje desértico en que nos movimos por el cabo de Gata la semana pasada le asquee. Gente que vea las tierras yermas como una oportunidad perdida de tener un bosque. No me sucede a mí eso, como bien sabéis los que leéis mis entradas, cargadas de emoción, sobre los paisajes castellanos que atravieso en tren cuando voy a Galicia; y disfruté como un mico de todo lo que vimos estos días. Por no hablar de que, por lo demás, y como ya comenté cuando hace dos años y medio me dejé caer por los desiertos interiores almerienses, el desierto no está ni mucho menos muerto: "desiertos", en sentido amplio, son aquellas zonas donde caen menos de 200 litros por metro cuadrado de lluvia al año; no se menciona pues nada de que tengan que estar vacíos de bichos y plantas.

 Plantas que además, en la zona de Almería, acumulan un buen número de especies propias del continente africano, y que en Europa sólo se dejan ver en las zonas más áridas. Plantas estas muchas veces lo suficientemente distintivas como para que apetezca tachárselas, por lo que intenté estar atento al suelto tanto como a los "gorriones" que pudieran resultar ser camachuelos trompeteros. Plantas como la cornicabra Periploca laevigata, una de las poquísimas asclepiadáceas europeas nativas, de curiosas flores, que toma su nombre prestado de la cornicabra "de verdad" por la forma de sus frutos.

 Plantas como el manto de la Virgen Fagonia cretica, también de una familia, las zigofiláceas, prácticamente sólo tropical.

 Plantas por fin como la alhucemilla Lavandula multifida, que asomaba ya florida por todas partes y que me trajo bastantes recuerdos de los días pasados en Marruecos. Anda que no ha llovido ya... (menos, en estas tierras secas).

 De todas maneras, a un paseante cualquiera lo que más le llamarían la atención no serían las minucias que arriba os pongo, sino las dos especies más características del paisaje del cabo: la pita y las chumberas. Y tan características, tan características son... que como muchos ya sabréis son las dos especies americanas asilvestradas.

 A las chumberas por otra parte no parece que les quede mucho: desde hace un par de años una plaga de cochinillas del carmín Dactylopus coccus, las mismas de las que se saca el colorante alimentario, están dando buena cuenta de todas las chumberas del sureste español, y la verdad es que casi todas tenían muy mala pinta... y se quejan los locales, que se quedan sin higos chumbos, y lo siento pero me alegro yo, porque fuera de las huertas daba miedo ver cómo las chumberas (agonizantes ahora) se extendían por todas partes. Con lo poco que me gustan las espinas, además...

 Otras cochinillas, éstas ya inofensivas para la vegetación autóctona o exótica, nos llamaron también la atención: no sé de qué especie serán, pero las cochinillas de la humedad del cabo de Gata eran tremendamente grandes...

 Y yendo Álex y yo juntos, no podríamos dejar de hacer caso a los herpetos. Pero la verdad es que, a pesar del sol, en todo el parque no pudimos echar a la lista más que un par de lagartijas Podarcis hispanicus "Galera" como ésta...

 Así pues, aves y plantas sumaron el grueso de nuestras observaciones naturalísticas. Y a falta de camachuelos trompeteros, fueron las collalbas negras Oenanthe leucura, las cogujadas montesinas, y todo un ejército de tarabillas comunes y colirrojos tizones invernantes, las especies que más nos acompañaron a lo largo de nuestra visita.

Y cierro ya con un escribano triguero Emberiza calandra, usando de percha desde la que cantar una espiga de pita, al igual que su compañera la collalba de arriba. Mañana más.

12/1/16

Cruda realidad

¡Hola, abandonados lectores! En mi última entrada acabo de darme cuenta de que no os dije que realmente pensaba acabar las vacaciones de Navidad fuera de Madrid y en la costa: en el cabo de Gata en concreto. Y no vimos camachuelos trompeteros, que era el objetivo destacado del viaje, pero sí nos quedamos contentos con la dosis de sol y de ambiente desértico y florido ya casi primaveral... lo que hizo mucho más dura la vuelta ayer a la lluvia, al frío, y sobre todo al frío de una facultad que llevaba casi un mes cerrada. Pero hay mucho laboratorio por delante que sacar y largas son las horas que allí me esperan, qué le vamos a hacer... en cuanto pueda os hablo de lo que hicimos por el sur, que me servirá a mi también para escaparme un poquillo otra vez.

7/1/16

Emisarias del mar

 ¡Por fin! Por fin refresca y llueve, como corresponde a la estación, y dándome ganas de huir de la capital buscando el sol, el calor y el mar. Pero como en Madrid la playa nos queda algo lejos, os dejo con mi primer artículo del año en EMNMM, sobre pedacitos de mar que nos llegan volando hasta la capital. Espero que os guste.


6/1/16

Llego tarde a cuatro fotos

... o, más bien, llego tarde a recomendároslas. ¿Qué tal la noche de Reyes, ha ido bien? Se adelantaron con mi regalo, que consistió en dar una vuelta con Sonia ayer por la tarde, aprovechando para ir a ver la exposición de las imágenes ganadoras y finalistas del concurso Wildlife Photographer of the Year. Os decía que llego tarde a anunciároslo porque la exposición cierra ya en Madrid este fin de semana, aunque podrá verse dese ahora en otras ciudades españolas, y, por supuesto, en Internet. A mayores de sonreír al ver entre las destacadas imágenes de conocidos como Ugo o Javi Aznar (ex-alumno), quería comentaros cuatro imágenes, de las 100 de la muestra, que me llamaron especialmente la atención:
- Flight of the scarlet ibis. Me gustó por el contraste entre unas aves acuáticas tropicales y las dunas del "desierto"... que no es tal, porque en realidad son las dunas de una playa donde van las aves a comer, playa de una isla, por lo demás, canónicamente verde y tropical. Me gustó pues por el trampantojo, podríamos decir... Entre los concursantes de categorías juveniles (¡incluso de 10 años o menos!) había muchas que realmente quitaban el hipo.
- Great egret awakening. La imagen es tan plástica que no necesito justificar nada. Me gustó además por ser la imagen de un húngaro, tomada en Hungría; y digo esto porque muchas de las imágenes habían sido tomadas durante safaris, lejos del lugar de origen del fotógrafo, y me gustó ver que también "sin salir de casa" puede uno hacer cosas bien bonitas.
- Flamingo doodles. Una fotografía que me gustó mucho porque de entrada no es nada evidente entender de qué va: es una imagen aérea de un lago de limos oscuras sobre el que se han posado varios flamencos. Y cada una de las ondulaciones negras son las sendas que están trazando las aves al ir alimentándose, removiendo el sedimento.
- The blizzard of life and death. Y cabo con otra imagen que también engaña mucho a primera vista, y que además está tomada en España, en un puente sobre el Ebro en Tudela. Y engaña porque esa nube que tanto limita la visibilidad del coche que por el puente circula, no es ni de lluvia ni de nieve... sino de efímeras.

4/1/16

Patas arriba

En Madrid ya, desde el sábado, preparado para disfrutar de estos días libres que quedan antes de volver el 11 al cole. Se veían desde el tren los montes de León y la Sierra tiznados de blanco, prácticamente por vez primera este año, y por fin también en Madrid parece que nos esperan días, iba a decir lluviosos, pero creo que serán lloviznosos. Espero que lo suficiente como para limpiar un poco el cielo y alegrar un poco el suelo...
Venía yo pensando en el tren en estas historias de "el tiempo que está loco" y similares, y en que, pese a atravesar una zona propicia, entre Valladolid y Zamora, no era yo consciente de haber visto nunca desde el tren, en estos diez años de inviernos sobre raíles, alguna bandada de gansos; o de haberlo comentado aquí, al menos, en este blog que básicamente actúa como una copia de seguridad de mi falible memoria. La Quercus de diciembre (que fui leyendo en el viaje de ida) hablaba precisamente del apogeo y declive de los ánsares ("patas", en castellano viejo) de la meseta Norte. Hacía el artículo una semblanza de cómo había ido cambiando la situación en unas pocas décadas: cuando yo nací, en España en invierno prácticamente sólo había ánsares comunes en Doñana, y en la meseta Norte se contaban los ánsares campestres por miles. Desde entonces, esta última especie ha desaparecido de España, y mientras los comunes han pasado a ocupar no sólo Doñana sino (a mayores de los arrozales extremeños, de origen muy reciente) todos los humedales relevantes de Castilla y León. Pero, tras sumar un máximo de 66.000 el año en que vine a Madrid, el descenso numérico de la especie es abrumador, y diez años más tarde vienen algo menos de un tercio. Pero no es que se estén extinguiendo, sino que se quedan más arriba, más al norte: en Holanda han pasado en el mismo periodo de tener algunos centenares de gansos cada invierno, a tener centenares... de miles. Y el campestre se queda aún más arriba: a orillas del Báltico, donde me lo taché yo. ¿Y de aquí a otros diez años, será el ánsar común una rareza en España, como el campestre ahora? ¿A dónde se irán a pasar el invierno las patas, cuando ya no les quede norte al que subir... o cuando ya no les quede inverno? A ver si a la vuelta de los años me acuerdo de retomar esta entrada.

1/1/16

Balance listero de 2015

Tardé en acordarme esta mañana de lo que significaba que fuese 1 de enero, y cuando por fin caí en la cuenta de que, como los últimos años, debería iniciar la entrada sobre los bimbos de 2015 comentando cuál ha sido la primera especie detectada en 2016, corrí raudo a la ventana del salón. Y costó sacar algún bicho, pues al principio, parece que por la congoja de ver las ominosas nubes del temporal que estaba a punto de descargar, nada se movía, ni por el cielo, ni saltando por los árboles, los tejados o las calles. Por fin escuché primero, y vi después, un par de carboneros comunes, a lo suyo entre los aligustres. Reflejado queda.
Y vamos con el balance de este año, en el que ya a la hora undécima conseguí superar en una especie las dos que me taché el anterior. Tres fueron los bimbos de este año, los tres largamente deseados, y además sólo uno de ellos era una rareza, cosa que me alegra, porque siempre dan como más vergüenza los huecos en la lista de especies que (en teoría) no son raras). A dos, la polluela bastarda de abril, y el mosquitero bilistado de octubre, las fui a ver después de que otros las encontraran, y encima arriesgando, dejando pasar varios días en los que pudieron haber desaparecido... Finalmente, los chorlitos carambolos de hace unas semanas también los encontró Vero, pero tardé exactamente nada en verlos yo después :-)
Tres especies de pájaro como tres soles, y ya. No he metido este año filas nuevas a mis listas de herpetos o mamíferos, y tampoco me he preocupado especialmente por las plantas (bueno, la orquídea micoheterótrofa sí me alucinó un poco). Me gustó tacharme Londres por fin, eso sí :-), pero estamos aquí hablando de naturaleza... ¿Jornadas de campo memorables? Cualquiera de los viajes de fin de semana que he hecho con Raquel y Vero (qué haría sin vosotras...) me sirve. Aunque me tocó especialmente la fibra nostálgica la de ahora de diciembre, al ser una especie de recordatorio de todo lo bueno que me ha dado una facultad que es para mí mucho más que un centro de trabajo. También resultaron especialmente formativos todos los días que pasamos cogiendo lagartijas Álex (qué haría sin ti...), yo, y un número variable de voluntariosos voluntarios.
Ea pues: que sigan siendo muchas las jornadas de campo memorables en 2016, cerca de casa o lejos, al sur... o al norte. Y que sigan siendo en buena compañía.