31/1/16

... y hasta aquí llegó un francés

Ocho años y medio. 2.779 entradas, que se dice pronto (de calidad harto variable, lo reconozco). Aunque muchas veces la pereza y los afanes de cada día (y pensar que, en realidad, sois cuatro gatos los que me leéis) me han hecho tener ganas de dejar esto de lado, creo que nunca he llegado a planteármelo verdaderamente en serio: a fin de cuentas, y como os tengo dicho bastantes veces, escribo este blog mucho más por mí que por los demás, como forma de poner en orden y atesorar mis recuerdos y mis estados de ánimo, mis pensamientos más íntimos, convenientemente camuflados entre entradas "de relleno" como la de ayer. No, no creo que deje de escribir en el blog, al menos en breve... pero sí me parece que Biólogo y Becario no da más de sí. Nació en un momento significativo: en plena transición entre mi vida como estudiante (a secas) y mi vida como profesional (del estudio, jeje). Además, y sin pretenderlo inicialmente, pues en septiembre de 2007 todavía no sabía dónde o sobre qué iba a hacer la tesis, este blog ha terminado indefectiblemente ligado a mi vida como doctorando y "postdoctorando" en Madrid. Pero toda esa vida está a punto de terminarse, y este blog, irremisiblemente, con ella...

... pero no os preocupéis, mis cuatro gatos favoritos, que no pensaba dejaros de lado. A partir de mañana nos vemos en Biólogo y Mercenario :-)

30/1/16

Hombre muerde a perro

Ayer me enteré, a través de la web del HBW, de la existencia de un artículo cuyo tema me pareció que bien merecía una entrada. Parafraseando el aforismo de que "que un perro muerda a un hombre no es noticia, pero que un hombre muerda a un perro sí", resumiré su contenido en que "que un pez se coma a un pájaro" bien merece la publicación de un artículo, aunque sea en Marine Ornithology.

El protagonista emplumado de esta entrada
 Efectivamente, hay muchas aves que comen peces, pero peces que coman aves ya son menos. Y si bien los tiburones tigre que depredan en Hawái sobre jóvenes albatros han aparecido ya en muchos documentales, y a nadie sorprende por otra parte que un tiburón se líe a dentelladas con cualquier cosa que flote; otras interacciones llaman la atención por ser  más "accidentales" (aunque sean frecuentes), por dejarle a uno la sensación de que "eso no debería pasar", que es el pájaro el que debería comerse al pez... a pesar de las diferencias de tamaño. No comenté en su día el caso de los peces tigre saltando para atrapar golondrinas como si fuesen moscas, pero sí me detendré ahora en en caso que nos ocupa: al analizar los contenidos estomacales de bacalaos del Pacífico (muy similares al nuestro) pescados en el entorno de las Aleutianas, los firmantes del artículo detectaron que una cantidad nada desdeñable contenía restos de aves marinas, sobre todo de mérgulos empenachados Aethia cristatella. Lo más llamativo para mí no es que un pez que puede medir metro y medio se zampe entero un ave marina poco más grande que un estornino, sino imaginar cómo se producen esos encuentros... sabiendo que los bacalaos son peces de fondo. La duda queda resuelta, claro, al pensar en que estos pajarillos birriosos pueden descender hasta los ¡100 m! de profundidad buscando comida.

A la izquierda, un alca gigante; que como se ve recuerda mucho a los falsos pingüinos
Qué curiosos son los álcidos, como el mérgulo, que en vez de bucear como cormoranes o patos, usando los pies palmeados, "vuelan" bajo el agua. A tal efecto han desarrollado unas proporciones corporales (cuerpos alargados, patas situadas muy atrás, alas cortas) que los hacen ser torpes en vuelo, pero muy ágiles en el agua. Una especie extinguida en el S. XIX, el alca gigante, llegó incluso a perder la capacidad de volar, lo que sin duda ayudó a precipitar su final. Pero no antes de legar su nombre a sus equivalentes ecológicos del hemisferio sur: pen gwyn se llamaba esta ave en gaélico, y penguins terminaron llamándose esas otras aves que tanto se le parecían, aunque ahora ya pocas veces se recuerde que, en realidad, llevan su nombre de prestado...

28/1/16

No me busquéis en el despacho...

... ni por los pasillos: estos días cumplo condena en el laboratorio.Toca hacer precipitaciones de productos de PCR, de muchos productos. Y entremedias repetir las muestras que han salido mal, y geles, y preparar reactivos, y...

26/1/16

Dormideros

Lluvia (o nieve), frío, oscuridad, ramas desnudas... muchas cosas pueden a uno recordarle el invierno, y seguramente los dormideros de aves podrían ser una de ellas; lo son para mí. Muchas aves de los grupos taxonómicos más variados, normalmente celosas de su espacio vital en época de cría, se juntan el resto del año en grupos, porque muchos ojos ven mejor que dos, ya sea para buscar comida o para advertir la presencia del peligro. Y estos grupos se mantienen durante la noche, y se unen a otros, y se terminan formando dormideros, de dimensiones a veces descomunales, según las especies. Y como en las ciudades hay pocos depredadores, y suelen estar más refugiadas del viento y tener temperaturas más altas que el campo que las rodea, son muchos los dormideros que terminan instalándose en zonas urbanas, a menudo para disgusto de los vecinos.
Y las distintas ciudades donde he vivido conservan en mi cabeza sus vínculos con dormideros particulares (las lavanderas blancas frente a mi casa de Orense, las grajas de la plaza de la catedral de Lund...), Madrid incluida, claro está. El entorno de la facultad alberga varios, y como nuestros horarios humanos son siempre los mismos, pero los días se van acortando y alargando, acaba uno coincidiendo en las idas y venidas al trabajo con distintas fases de los mismos: ya sea al formarse por la tarde o al dispersarse las aves por las mañanas. Y viendo los cambios entre años: el año pasado por ejemplo la novedad la pusieron las cotorras de Kramer, que pasaban cada mañana por decenas frente a la Facultad al salir de (creo) la Dehesa de la Villa, camino de (creo también)  el parque del oeste y la Casa de Campo. este invierno son las grajillas las que "dan la nota", tras formar un dormidero nuevo de unas 300-400 aves en los pinares del entorno de Metropolitano. El grueso de las aves entró ayer a descansar a las 18:42, mientras esperaba yo a que terminase una PCR, pensando en qué escribir hoy en el blog...

PD. Y mientras tanto, al noroeste...

24/1/16

En Sevilla, de nuevas

 He pasado bastantes veces por Sevilla a lo largo de estos años, camino de Huelva o de Cádiz, por bichear o por trabajo de campo; pero nunca he llegado a parar: Sevilla es una de las muchas ciudades españolas que aún me quedan por conocer. Pero animado a paliar esa carencia, al menos por ir abriendo boca, me di ayer un paseo con Raquel y Vero por Sevilla... la Nueva.

 Sevilla la Nueva es un pequeño municipio emplazado unos 30 Km al oeste de la capital, con bastantes rutas por sus alrededores por las que estirar las piernas, que no teníamos más pretensiones que ésa ayer por la mañana. Así que todos los extras: las águilas imperiales, buitres negros y demás que se fueron dejando ver a lo largo de la mañana, fueron más que bienvenidos.

Y digo que "no teníamos más pretensiones que dar un paseo", y digo bien, pero si me lo aplico sólo a mí mismo: mis compañeras sí tenían algo más en mente, que nos tuvo ocupados (a los tres, y a unos cuantos más) el resto del día.

... pero no adelantemos acontecimientos.

20/1/16

+ 2 especies

Os hablaba el domingo de cambios de categoría de varias especies de la lista española, y traigo hoy a colación la lista en sí, que de la noche a la mañana ha aumentado en ¡dos especies! Pero a una no le va nada bien, y a la otra le fue aún peor; veamos por qué:
- La primera de ellas, en realidad, la hemos tenido "siempre": acaba de aparecer un artículo en el Journal of Avian Biology (revista que se publica en la uni de Lund, jeje) que propone que, ante la cantidad de evidencias que sugieren que el pinzón azul de Gran Canaria es distinto del de Tenerife (diferencias genéticas, de plumaje, de vocalizaciones...), se le debería clasificar no como subespecie del mismo, sino como especie de pleno derecho, Fringilla polatzeki. Lo cual, de rebote, hace que tengamos la especie de pájaro más amenazada de Europa, pues apenas quedan unos pocos centenares, en menos de 20 Km cuadrados de pinares del SO de la isla que cualquier incendio podría llevarse por delante. Evidentemente, el pinzón estaba igual de amenazado el día antes de que lo diesen por especie distinta, pero a ver si ahora se le hace algo más de caso...
- La segunda sí es una adición de pro a la lista española, una especie siberiana que de vez en cuando al migrar se pierde y aparece por Europa: el zorzal rojigris Turdus obscurus. ¿Y cuál es el "pero" de éste? Que al pobrecillo lo detectaron después de pegarle un tiro, en medio de una cacería de zorzales en Alcora, Castellón. Anda que... recibiéndolas así ya han de venir muchas otras rarezas, ya.