La forma tradicional de referirse a la actividad conocida como "observación de aves", o birdwatching (en inglés británico); inherentemente implica el hecho de "ver"; y siendo el mundo de las aves eminentemente vocal además de visual, esto no deja de ser sorprendente. Tradicionalmente se han realizado "estaciones de escucha" (y no "de visualización") para detectar y estimar las densidades de aves de una zona dada; pero para muchos, como yo, la reveladora lectura de The Sound Approach to Birding supuso la diferencia entre ser un birdwatcher y un birder (en inglés americano); un "pajarero", vaya. Desde entonces cuento en mi lista las aves que he detectado... desde 2008 ya he visto autillos también, pero todavía hay unas cuantas (avetoro, pito de Levaillant, buscarla fluvial...) que se resisten a mis prismáticos, que no a mis oídos (pese a lo poco agudos que son).
El equipo de The Sound Approach sigue trabajando en obras enfocadas en la identificación de aves en las que, por sus hábitos nocturnos, las voces tienen una importancia mucho mayor que el aspecto externo: publicaron un libro impresionante sobre petreles, pardelas y paíños; y ahora están ultimando uno sobre búhos. Precisamente el trabajo de campo realizado para elaborar este libro les ha permitido descubrir la primera especie de ave nueva para la Ciencia "de verdad" (esto es, no derivada de que los análisis de ADN recomienden clasificar como especies distintas poblaciones antes englobadas en una sola) descrita en el Paleártico Occidental desde el hallazgo del trepador argelino en 1975: el cárabo omaní Strix omanensis. Un relato informal del descubrimiento de la especie (con fotos... y grabaciones de cantos, claro), junto con un enlace al artículo con su descripción formal, están disponibles en la página de The Sound Approach.
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