¡Menos mal que estos aeropuertos grandotes como el de Frankfurt tienen zonas con sofás para los que tenemos que echar aquí medio día...! Aunque hoy no será tan terrible como cuando vine el martes: sólo tengo que esperar cinco horas hasta el avión de Madrid... bueno, al menos llegaré a casa a una hora decente si Dios quiere.
Esta mañana despegamos ben temprano, dejando atrás una Vilna sumida desde ayer noche en una tormenta que había dejado las cales llenas esta mañana de pequeños ríos y cascotes y grandes ramas por el suelo; una suerte que durante todo el resto del congreso hiciese tan buen tiempo. Me voy un poco con la pena de no haber dedicado absolutamente nada de tiempo al pajareo, pese a lo prometedores que resultan siempre los parques urbanos de estas latitudes, llenos de árboles enormes... quién sabe lo que me hubiera tachado de haber sido sólo un poco menos responsable y haberme saltado alguna sesión de charlas, jeje. Pero bueno... apenas quedan ya dos días hasta que volemos Javi y yo a Tenerife. Y espero resarcirme a gusto :-)
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