Doy por concluida hoy esta serie de entradas sobre nuestro periplo canario con una serie de temas que pude haber mencionado en entradas anteriores, pero que se fueron quedando así un poco descolgados. Otros tantos podrían haber entrado, pero... siempre habrá tiempo de hacer una entrada de repesca.
- El porqué de un nombre. En los días previos al viaje, durante los que Javi tanto se curró la preparación del mismo; entre las muchas cosas que encontró fue el vídeo del programa de Un país para comérselo dedicado a La Gomera. Me insistió en que tenía que verlo, tanto por los paisajes como por ir haciendo hambre de cara a lo mucho y bien que íbamos a comer (que al final no fue ni por asomo tanto como los del vídeo, pero bueno...). Y entre otras cosas, mencionaban en el programa el nombre de una variedad de patata, la autodate; y explicaban el origen de tal nombre (enlace; bajad hasta la "p"). Tan chocante me pareció, que se lo puse de nombre al viajecito. Y así se quedó...
- Nuestro primer perenquén. Os dije en la entrada del botánico de Icod que no eran los que vimos allí los primeros perenquenes del viaje, sino que nos habíamos tachado la especie la noche anterior. Pues así es como fue: volvíamos ya de noche por la autovía tras haber pasado la tarde en Guaza, y de repente se cruzó en nuestro camino el neumático de un camión que acababa de pinchar. La rueda negra apareció de la nada sobre el negro asfalto, y sin posibilidad de reaccionar y hacer otra cosa la embestimos a toda velocidad... el impacto fue bastante fuerte, pero gracias a Dios los airgbags no saltaron, la rueda desapareció y seguimos derechitos como si nada. Salimos, claro está, en la primera salida que encontramos, a ver si al coche le había pasado algo. Coincidió que era la de Candelaria, y coincidió que era la víspera de la (segunda) fiesta; y el corto trecho que hicimos hasta una gasolinera estaba abarrotado de gente, y la gasolinera más llena todavía. Arrimamos el coche y vimos el percal: no había sido mucho, pero se había roto el radiador y el refrigerante goteó hasta secarse. Total, que apenas día y medio después de haberlo cogido tuvieron que cambiarnos el coche por otro. No tuvimos ningún percance más, y a mayores en una pared de la gasolinera vimos nuestro ya famosete primer perenquén, a la luz de una farola...
- Foto de familia. Todavía volvimos el lunes por la mañana a detenernos un rato en el mirador de La Grimona, antes de seguir ruta a El Puertito a buscar las tortugas; y fue sin duda la mejor de las veces en cuanto a número y "visibilidad" de palomas. Os pongo esta foto de una rabiche solitaria acompañada de cuatro turqués (había más), pues aunque es mala con ganas me gusta porque se ve a las dos especies juntas.
- Un bocadillo volcánico. Uno de tantos arrimaderos de las carreteras del Teide, con su correspondiente panel explicativo, que plagiaré aquí para hacerme el listillo. Este corte del terreno estaba en concreto en una de las curvas de la carretera que baja del observatorio de Izaña a Güímar, y me hizo gracia por su aspecto de bocadillo. El "relleno negro" es (era) lava de una erupción de tipo estromboliana, de magmas basálticos negros. También la lava del "pan rojizo", arriba y abajo; pero ésta contenía mucho hierro, que al oxidarse le dio ese tono. Sin embargo, la capa de "relleno blanco" es pumita ("piedra pómez"), formada al compactarse las cenizas de una erupción muy violenta de tipo pliniano. Cada capa se formó en nada, tal vez en horas apenas; y entre medias pasaron cientos de años... y ahora una carretera además.
- Chorizonia. ¿No os preguntasteis qué era la curiosa planta sobre la que se posaba el alcaudón de la tercera entrada de esta serie? Nosotros sí; y faltos de una respuesta convincente, y por motivos de similitudes evidentes, bautizamos la especie por nosotros descubierta como Chorizonia desertica. Las Chorizonia resultaron crecer, escasas, un poco por todas partes; y llevados de un ramalazo taxonómico nos dedicamos a clasificar con pasión nuevas especies: Chorizonia canariensis en el norte de la isla, Chorizonia anagae en la península del mismo nombre... a la especie Chorizonia excelsa (= Chorizonia guanchica) pertenecían unos cuantos ejemplares de gran porte que crecían en el Teide; e incluso había un taxón endémico de La Gomera, la Chorizonia fredolseni...
De vuelta en casa, resulto que la Chorizonia ya había sido descrita tiempo ha. Y ni siquiera eran varias especies, sino una sola: la Kleinia neriifolia; una compuesta, endémica eso sí del archipiélago. Menos mal, porque teníamos el mal pálpito de que nuestras queridas Chorizonia iban a terminar siendo alguna especie exótica invasora...
De aquí |
- Saperoco. AKA "Sapoloco", según lo mal que se le entienda al camarero. De abajo a arriba: leche condensada, licor, café con leche, espuma (o nata) y canela. La cascarilla de limón por mí se la podéis quitar. Un café que no sé por qué no sirven en todas las cafeterías de Madrid... o del mundo.
Aquí termina pues esta saga, hasta que me dé por disponer lo contrario. Costó convencerme de aceptar hacer este viaje, pero al final, y como no podría ser de otra manera, no me arrepiento en absoluto. Gracias Javi una vez más :-) Por todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario