25/8/13

La Naranja Volcánica (Expedición Autodate, V)

 La Gomera. La isla que (como rezaba uno de los paneles explicativos que nos encontramos), debido a sus profundos valles estructurados más o menos como los radios de una rueda, recuerda desde el aire a un exprimidor gigante. La isla con la mayor extensión remanente de la laurisilva que cubría Europa a finales del Terciario del mundo (el Parque Nacional de Garajonay). La teníamos a poco más de una hora en ferry, así que ¿cómo no no íbamos a acercar?

 Fuimos además en el ferry lento (poca diferencia hay de uno al otro, en cualquier caso...), por aprovechar más el tiempo y las posibilidades de ver desde el barco una pardela macaronésica Puffinus baroli; aunque nos quedamos con las ganas. Lo que sí vimos fue un par de calderones tropicales Globicephala macrorhynchus muy cerquita; otra más p'a la saca :-)

 Ya en la isla, enseguida se llenó todo de verde; un verde espeso y lleno de matices, según la especie dominante en cada parcela de bosque. 

 Verde; verde por todas partes... pero ¿por todas, todas?

 Lamentablemente no, pues recordaréis que hace justo un año un incendio terrible se llevó por delante buena parte de la isla.

 Y en verdad las temperaturas de caerse de espaldas que tuvimos durante toda la semana, junto con el viento que normalmente soplaba con ganas, eran como para temerse lo peor... Por mucho que nos fastidiase a veces durante las vacaciones, el servicio forestal había cerrado al tránsito muchas de las sendas de ambas islas para evitar cualquier factor de riesgo humano innecesario.

 Desembarcamos en San Sebastián y cruzamos la isla de este a oeste, bajando de nuevo hasta el mar por Valle Gran Rey, una zona muy castigada por el fuego. Y venga curvas y más curvas...

 Abajo nos acercamos, realmente más por sacar la foto que por otra cosa, hasta el risco de La Mérica; el lugar donde en 1999 se encontró la última población superviviente de lagartos gigantes de La Gomera Gallotia gomerana. Esta especie se cría ahora también en un centro de recuperación; el pequeño edificio que se ve al pie de la foto.
Lo que sí pudimos ver y fotografiar malamente (demasiado malamente yo), pues aunque abundantes eran mucho más esquivos que sus parientes tinerfeños, fueron los lagartos de Lehrs Gallotia caesaris, que viven en esta isla y en El Hierro. Pero de eslizones, como en Tenerife, ni las trazas. Tampoco de tórtolas senegalesas Streptopelia senegalensis, una especie que ha colonizado de forma natural las islas recientemente y que se cita como reproductora en esta localidad.

 Y el perenquén gomero Tarentola gomerensis lo vimos de pura casualidad, cuando decidimos echar un ojo en una caseta abandonada que había en un alto al que subimos por hacer una foto, cuando nos surgió un poco sobre la marcha. En esta especie son muy característicos los pequeños puntitos blancos que coronan las escamas del dorso.

 Y vuelta a cruzar la isla en sentido contrario (con el Teide al fondo entre la bruma; igual que desde allá arriba se veía La Gomera), pues debíamos coger el ferry de vuelta a las cinco y no daba tiempo a más. La disyuntiva que otros se pudieran plantear entre comer o seguir viendo cosas, con Javi ni se plantea... así que más laurisilva entre pecho y espalda :-) ¡Bendito Javi, cuántas veces tiene que ir tirando de mí; y al final acaba siempre mereciendo la pena...! Pues al meter el coche por un camino que discurría bajo las copas de los árboles, apareció comiendo tan tranquila en la cuneta y jadeando de calor...

 ¡¡¡Una chocha perdiz Scolopax rusticola!!! 8-O Siendo justos, este bicho nos lo habíamos tachado en Pirineos de oído el año pasado... pero este es un bicho que claramente hay que ver para disfrutar de él: una limícola, como una agachadiza gorda, que al revés que la inmensa mayoría de los miembros de su familia se pasa la vida lejos del agua, triscando alegremente entre la hojarasca en pos de lombrices, confiada en que su perfecto camuflaje la hará pasar desapercibida ante cualquiera que se cruce con ella... como normalmente suele ser. Para darle más gracia al asunto, la chocha es una especie norteña, de bosques "de verdad", que en la Península sólo cría en las montañas del norte y se deja ver (je, "ver"; es un decir...) en abundancia sólo en invierno, para deleite de los pocos cazadores que se especializan en este bicho como ningún otro... y hala, aquí la teníamos, criando en un volcán, en una isla africana, a nosecuántos grados a la sombra...

Y casi sin darnos cuenta de que habíamos llegado, se acabó la visita; y dejamos atrás el puerto de San Sebastián camino del de Los Cristianos. A todo el que contamos que pensábamos ir un día de visita a La Gomera nos insistía en que no, que teníamos que quedarnos más, que con un solo día no íbamos a quedarnos contentos... razón no les faltaba.

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