Me gustaría ser capaz de trabajar en casa, la verdad; probablemente si se me diese mejor habría acabado la tesis ya. Pero es una facultad que perdí al llegar a Madrid y dejar de sentirme cómodo estudiando en aquella casa enana en la que estábamos: me acostumbré a estudiar en la biblioteca y a descansar en casa; y así hasta hoy. De modo que me cuesta horrores centrarme en temas laborales fuera del despacho; y lo más probable si alguna vez os digo que "me quedo/voy a trabajar en casa" es que termine por no hacer nada, aunque lo intente. Por eso, cuando de verdad tengo que trabajar, voy a la Facultad; aunque sea fin de semana, aunque sea festivo como esta semana. Y echo allí las horas que hagan falta, tan campante; y vuelvo al piso con carta blanca para tumbarme a la bartola, jeje. Por otra parte, no negaré que me gusta obligarme a salir y a dar el paseo, aunque en días como estos en que no para de llover acabe pensando en escribir que me gustaría saber trabajar mejor en casa... "días suecos", los llamo, y no es la primera vez que lo leéis; ya que para aprovechar mejor el tiempo (de laboratorio y horarios de autobús, respectivamente) recordaréis que en Suecia el primer año me dedicaba a currar los fines de semana y a salir de excursión el miércoles. Días suecos, pero no hoy (o sí, que toca viaje): hoy subo ya camino de Orense, a pasar allí lo que queda de Semana Santa y a dejar de desesperarme por la lluvia: en Galicia, ya se sabe, es lo que toca...
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