29/3/13

Rezando con endecasílabos

Decía San Agustín que quien canta, reza dos veces. Yo nunca sé muy bien si lo dice porque el esfuerzo y el esmero que hay que poner dan más valor a la oración, o si porque normalmente la gente en la iglesia canta tan mal que hay que cantar primero y desagraviar luego... en fin; nunca os he ocultado aquí que no soy yo muy de guitarras. ¿Latines? Sí, bien (pronunciados), me valen. Pero si algo tuviese que salvar de la quema, y tuviese que escoger mucho mucho mucho, me quedaría sin lugar a dudas con los místicos del Siglo de Oro. Y es que ya lo sabéis también; me pierden los sonetos...

No me mueve, mi Dios, para quererte 
el Cielo que me tienes prometido, 
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, Señor, muéveme el verte 
clavado en una cruz y escarnecido, 
muéveme ver tu cuerpo tan herido, 
muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, 
que aunque no hubiera Cielo, yo te amara, 
y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera,

pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

... y además anónimo. +1.

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