Los últimos cafés de la Facultad. Igual hace un par de semanas, al contaros que cerraba la cafetería, di una impresión demasiado egoísta; de que me fastidiaba quedarme sin tener dónde comprar comida a medio día. Eso es así, está claro; pero básicamente nos jode a todos ver cómo se van a la calle quince personas, muchas de los cuales llevaban literalmente décadas sirviendo a los alumnos, por una de estas discusiones "de Monopoly", de gastar aquí o allí, jugando con las vidas ajenas como quien juega con casitas verdes. ¿Como otros tantos millones de personas en este país? Pues sí, ni más ni menos; pero como es habitual duele más cuando a uno le toca en casa, cuando uno lleva toda la semana viendo a profesores y alumnos despedirse del personal con lágrimas en los ojos, y al final le acaba tocando, el último día, antes de que echen la persiana...
No hay comentarios:
Publicar un comentario