3/7/15

Armas químicas

Aunque el artículo original de Nature es de 1981 ya, yo no me enteré hasta esta semana, y me pareció algo tan sorprendente que creí que se habría descubierto hace nada... la historia, que podéis encontrar aquí desarrollada por extenso y con mucha más gracia, no tiene desperdicio: técnicamente consiste en que las larvas de una especie africana de crisopas, que viven dentro de termiteros alimentándose de sus legítimas ocupantes, liberan a partir de unas glándulas del abdomen unas alomonas gaseosas que tienen un efecto paralizante sobre las termitas (pero curiosamente no sobre otros insectos). Una vez la infortunada termita está paralizada, la larva de la crisopa se la puede comer tranquilamente... Eso "técnicamente". Pero dicho de otra manera más campechana, la larva de crisopa se tira un pedo paralizante en las narices de la termita. Y funciona.

2 comentarios:

Javi Pato dijo...

He leído las dos entradas seguidas. Me ha gustado mucho lo del ciervo volante. :)

Y esta entrada muy interesante tb. Me doy cuenta de que debería dedicarle algo de tiempo a culturizarme más sobre termiteros, colmenas, hormigueros...e insectos en generla pq siempre me han llamado la atención y que poco sé...

Eso o que en las quedadas me cuentes más cosas jaja

El momento pedo y discoteca (de los ciervos) bueno... gracioso xDDD

Antón Pérez dijo...

Me alegro de cosechar semejante éxito con mis entradas sobre bichejos, jeje...