Aunque le haya dado a la primavera por empezar fresca y lluviosa, uno se esperaría que la no poca agua que ha caído este inverno y los días manguicórticos que nos ha regalado marzo hasta ahora animasen a las plantas a crecer, pero aunque a primera vista el pradito que siempre os fotografío parece verde y lozano, en realidad la hierba está creciendo de manera bastante irregular: con matas altas y otras bajas, y muchas hojas que tiran al amarillo por el medio. Y además, eso: que apenas hay algo más que hierba; dudo mucho de que de aquí en un mes se vaya a poner todo tan bonito como hace un año...
Como las tres o cuatro caléndulas raquíticas que hay apenas sí se ven, la única flor en que me fijo estos días es una mata solitaria de nazarenos Muscari neglectum que crece junto al camino. Las fotos de mi móvil tiran mucho al azul, pero esta flor se llama así por aunar época de crecimiento y morado cuaresmal. Y con ayuno y abstinencia de las otras flores parece que nos toca ir pasando estos días...
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