Chillones, que no aulladores. Desde hace una semana aparecen por grupos, aquí y allá, vestidos con sus monos de colores chillones (amarillo, naranja, azul celeste, rosa chicle) que casi hacen daño a la vista... Son los estudiantes de las Escuelas de Ingeniería de Lund, cada color de una escuela: los novatos que se prestan a seguir el juego de ser toreados durante unos días a cambio de lograr la “plena integración” en la Universidad, y los veteranos que los controlan. Y aquí unos nadan en un estanque, y allí otros, con pelucas de payaso, hacen el ídem en una plaza...
A lo tonto va pasando agosto, y la semana que viene empiezan las clases. Por toda la ciudad, y aquí en la propia Facultad de Ecología, la proporción de juventud va aumentando por momentos; y me hace gracia reconocer incluso algunas caras desde el año pasado. Espero sin embargo que tarden en apoderarse del laboratorio, que no está el horno para bollos.
A lo tonto va pasando agosto, y la semana que viene empiezan las clases. Por toda la ciudad, y aquí en la propia Facultad de Ecología, la proporción de juventud va aumentando por momentos; y me hace gracia reconocer incluso algunas caras desde el año pasado. Espero sin embargo que tarden en apoderarse del laboratorio, que no está el horno para bollos.
2 comentarios:
jajaja. Me has robado la idea ppal del comentario con tus últimas líenas.
Con ellos la llegada d las prácticas es inminente, igual alguna mente lúcida te soluciona algún problemilla. ánimo
Gracias por los ánimos. La verdad es que ya echo de menos a mis alumnos de Madrid; ésos sí que son espabilados...
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