21/8/10

Böllywoöd

A pesar de quedar tan a mano, en todo el año pasado no estuve en Malmo más que de pasada. Este año no tenía tampoco gran intención de ir, pero ayer por la tarde acabé dándome un buen paseo por la tercera ciudad más grande de Suecia. Y más o menos es lo que me esperaba: una ciudad eminentemente industrial y comercial, sin un casco antiguo o edificios monumentales destacados, pero sí bastante armónica en su conjunto; con tejados de bronce verde brillando aquí y allá, coronando moles proporcionadas de ladrillo rojo. Y espaciosa y agradable: con calles anchas, avenidas arboladas y el canal circular que constituye un punto de referencia obligado.
Aunque no fui por pasear sin más, sino porque desde ayer y durante toda la semana que viene se celebra el Malmö Festivalen. El autodenominado acontecimiento cultural más importante de Suecia no deja de ser una versión gigantesca de las fiestas de barrio, con atracciones de feria y casetas un poco por todas partes, y escenarios de conciertos en parques y plazas. El objetivo principal de los que fuimos era ver la representación de la escuela de baile donde acude nuestra técnico de laboratorio, y en un tablado montado junto al canal las vimos actuar, a ella y a sus compañeras, representando con muchos bailes una historia en torno a una boda india, que iba narrando una locutora. Resultaba bastante gracioso ver el contraste entre las vestimentas orientales y unas pieles de una palidez tan que harían parecer moreno a un armiño; pero la verdad es que lo hacían francamente bien, y estuvo muy entretenido.

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