Cuando se trabaja, o más bien se pelea, en la conservación de la naturaleza, toca muchas veces darse de tortas con unos y con otros... a veces, incluso, literalmente.
Hace unos diez días, los compañeros de la LPO, la contraparte francesa de BirdLife International, convocaron a los medios para mostrar el poco caso que se hacía en su país de uno de los pilares de la Directiva Aves (una de las normas de conservación de la UE más señeras): evitar los métodos de caza indiscriminados. Para ello llevaron a la prensa a ver una cualquiera de las muchas fincas del país (como en general en toda la costa mediterránea, España incluida) donde se capturaban pequeñas aves para consumirlas, mediante el inveterado método de atraerlas con grano (girasoles secos, en este caso) para que se posen en ramas untadas con liga. Una vez en situación, no pudieron menos que hacer lo posible por liberar las avecillas que ya habían caído en la trampa.
Aunque la caza con liga no deja mucho que liberar... el amasijo de plumas y carne de la foto pasó por ser en su momento un jilguero.
¿Y que sucediíen un momento dado? Que el dueño de la finca y artífice del tinglado, al ver que se quedaba sin aperitivo, salió enfurecido a correr a palazos a todo el mundo. Mala cosa que hacer, si además de estar haciendo algo ilegal te dedicas a exponerte así delante de un grupo de periodistas...
Y delante, en general, del por lo común aburrido público de Internet, que no tardó en hacer del #slipgate una noticia de alcance mundial, y un ejemplo de lo ingeniosa y habilidosa que es la gente con el Photoshop. Tenéis montajes fotográficos para aburrir buscando un poco. Y la noticia, más detallada, aquí. De lectura recomendable, pues más allá de la anécdota chusca, queda el hecho de que millones de aves protegidas siguen muriendo cada año para deleitar los estómagos caprichosos del primer mundo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario