No había smartphones, pero el selfie ya se había inventado... |
Sigo tachándome gente; amigos de Mallorca a los que hacía más o menos tiempo que no veía. Ayer tarde-noche tuve ocasión de reencontrarme con varios en casa de Martín (de Martín y de Rosana y el pequeño Óscar, claro), en Inca, localidad a medio camino entre Palma y Alcúdia conocida por sus manufacturas de cuero; en especial, de zapatos. Seguramente recordéis a Martín, aunque hace tiempo que no sale por esta página: compañero desde el primer día de carrera, desembarcamos juntos en Mallorca y en el IMEDEA, aunque yo tenía una beca de iniciación a la investigación y él ya venía directo a empezar la tesis. Vino también con su chica Núria Alberto, el tercero de los investigadores noruegos; y Amparo (la jefa noruega) y Manuel con sus tres chiquillos. Total, que la terraza de la casa estaba copada por los niños... y por las charlas sobre la ciencia y nuestros respectivos futuros laborales: por un lado Martín, ante una beca que se terminaba y una tesis que no, una mujer con trabajo fijo y un hijo que criar; optó por la vida normal, por establecerse en Mallorca, ganando como monitor de kárate más de lo que sacaba con la beca. Por otro lado Manolo y Amparo, los dos empalmando diversos tipos de ayudas postdoctorales, de España a Noruega y de vuelta a España; y ahora, ante un futuro incierto y tres hijos ciertos, planteándose si viajar de nuevo a por otro contrato en Gales, o no, o lo que sea. Y a mayores Alberto, que siempre ha sido bastante culo inquieto y ha recorrido ya medio mundo un poco a salto de mata y desbordando como siempre sonrisas, pensando en si plantar su plaza de funcionario interino y volver de nuevo a la carretera, a recorrer el otro medio mundo que le queda. Y yo sin hijos y sin curro, pero con todas las dudas... ya iremos todos encontrando respuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario