Ses Salinetes, en el extremo SE de s'Albufera, queda algo a desmano como para llegar caminando, pero como está junto a la carretera de la playa de Muro tampoco es que sea complicado llegar con coche. Tenía ganas de visitar esta zona porque, a mayores de acumular tantas cigüeñuelas que, si no se moviesen para no salir en la foto, podría uno cruzar los estanques saltando de una a otra; es el lugar donde Lalo me había dicho que era más probable ver cercetas pardillas Marmaronetta angustirostris en esta época, el único pato europeo autóctono no rareza que me faltaba por ver. No es una rareza, pero como si lo fuera, pues esta especie que vive en humedales de zonas áridas (¡toma oxímoron!) se ha vuelto escasísima, y las pocas veces que había estado antes en zonas propicias para la especie se me había escapado. Me había acercado con Lalo sin éxito el viernes antes de ir a ver los halcones, y ayer por la mañana me acercó mi hermana Alicia, antes de pasar el resto de la mañana por dentro del Parque. Y... y sí, las vi, cuatro hermosas cercetas. O lo serían si no estuviesen lejísimos, con una luz malísima y todos los "ísimos" que le queráis poner y que consiguen estropear la primera observación de una especie hasta el punto de que a uno le quedan ganas de no haberlas visto. En fin, seguro que la segunda vez no tardará en llegar, y las tendré casi comiendo pan de mi mano...
Una extensión mezcla de carrizal, juncal y masiega: hectáreas de verdor que tapizan s'Albufera en esta época. Un comentario recurrente cada vez que uno va a un humedal (y un pajarero va muchas veces) es: "pero a ver, el carrizo ¿cuándo narices crece?" Porque en otoño, en invierno y en primavera, está siempre amarillo. La respuesta es obvia: el carrizo crece en verano, el momento del año cuando menos se acerca uno a ver pájaros a las charcas.
Y en verano, cuando no hay patos, el carrizo pertenece a los pajarillos: a carriceros, carricerines, buscarlas y escribanos palustres Emberiza schoeniclus como el de la imagen. En invierno también hay escribanos, y muchos además, llegados del resto de Europa; pero en época de cría nos quedan en la Península aves de dos subespecies: la lusitanicus en el NO peninsular, amenazadísima, y la whiterbyi en la España mediterránea (s'Albufera incluida), apenas algo mejor que la anterior. Además de por detalles de coloración, ambas subespecies se diferencian bien por la forma del pico, relacionada con el consumo de distintos tipos de insectos y semillas en caza zona de influencia: lusitanicus tiene el pico comparativamente fino y puntiagudo, de culmen recto, mientras que las aves de la otra subespecie tienen un pico alto, grueso y con el culmen curvado, como se ve incluso a pesar de lo mala que es la foto.
Aunque el carrizal crezca sólo durante el verano, lo cierto es que lo hace con ganas. Para favorecer que haya diversidad de ambientes (vegetación de distintas alturas, zonas de agua abierta de distintas profundidades...) la vegetación se controla en el Parque de diversas maneras, incluyendo el ganado. Estos integrantes de la plantilla fija son caballos camargueses, una raza francesa acostumbrada a vivir en zonas pantanosas.
En el Canal Gran, junto a las fochas morunas, se movía hoy aparte de los múgiles un galápago europeo Emys orbicularis, otra especie cada vez más rara.
Y muchas más historias podríamos contar de s'Albufera: de sus bichos, plantas y procesos. Pero ya quedaran para cualquier otra ocasión, que hay más días que longanizas. Y con el papamoscas que me recibió ayer os despido yo, y os animo a que os acerquéis vosotros en la primera ocasión que tengáis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario