Suficiente con el paréntesis del ampelis; vamos a hablar de la costa, que si al fin y al cabo subimos de Madrid al Ciel... al norte fue porque en la capital no hay playa. El trayecto de ida el viernes por la noche fue un horror de viento y lluvia, y como ya os conté ayer el sábado por la mañana no tenía mucha mejor cara...
Al bajar de Ramales a la zona de Santoña seguía el cielo encapotado, pero al menos ya no llovía. En fin;nosotros a lo nuestro: a empezar a sumar especies: zarapitos, agujas, gaviotas cabecinegras, espátulas, ánsares vulgares en los prados del fondo (el pólder de Escalante)... y entre ellos ni rastro del piquicorto citado en jornadas anteriores.
Nueva localización, ya con sol. Aunque si hacía sol era por el terrible viento, que no dejaba tranquilos ni a las nubes ni a nosotros. Más bichos sumar desde Montehano, aunque sin duda el que se llevó la palma fue el pequeñín de abajo...
... un zampullín cuellirrojo Podiceps auritus. Precioso, aunque no tanto como cuando cría. Santoña es, junto con la ría de Ortigueira, el único lugar de la Península donde esta especie de somormujo boreal, que no hace tanto aún estaba considerada como rareza, está garantizada todos los inviernos.
De Montehano fuimos a Santoña pueblo (colimbo grande, colimbo chico, negrón común, barnaclas carinegras...), y después a comer resguardados dentro del observatorio de la Arenilla, que el viento cansa mucho. Por la tarde volvimos a Escalante, y ya con mejor luz Javi no tuvo dificultades en localizar entres los demás al ánsar piquicorto Anser brachyrhynchus, mi segundo (y último) bimbo del viaje. Esta especie, que cría en Groenlandia, Islandia y las Svalbard, es cada año más habitual en España; aunque no por eso deja de ser rara.
Y después, sin tiempo que perder, que ya que habíamos subido hasta el norte había que quemar todos los cartuchos; corriendo a la bahía de Santander, al intermareal de Pedreña. No encontramos ningún bisbita costero, la especialidad del lugar; pero sí estaba entretenido, con mucho movimiento de limicolas y gaviotas, incluyendo una cana.
Se nos acabó el día (¡los cortos días invernales del norte...!), pero no las ganas de bichear. De modo que siendo ya noche cerrada, antes de cenar, todavía rebosantes de ánimos fuimos a la playa en Noja, a que casi todos los del grupo (yo no; uno, que es gallego y perro viejo...) se tachasen el tritón jaspeado Triturus marmoratus gracias a que Javi pescó uno en una charca; un macho esplendoroso. De todos modos, nadando desde el mar hacia el interior por el regatillo que servía de desagüe a la charca entre las dunas, estaban los que (con permiso de los ampelis) resultaron ser los bichos más divertidos del viaje; nada más ni nada menos que ¡angulas! Ahora sí; ahora ya lo habíamos visto todo y podíamos irnos a cenar :-) Y el domingo, mañana, más.
2 comentarios:
¡Bonitas entradas (esta y la anterior)! Aunque sustituiría tus humildes fotos por alguna mía, pero las prisas te pueden!
Esperamos ansiosos la 3 de 3.
Muak
No es que "me puedan"; es que tengo una horda de lectores ávidos de actualizaciones :-p
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