Ayer en la tesis sobre las cigüeñas negras aprendí una cosa curiosa: todas las cigüeñas de Europa migran al Sahel juntándose casi en las mismas fechas (por lo que las de más al norte deben empezar a migrar antes) en un par de puntos concretos: los estrechos de Gibraltar y el Bósforo. Pero aunque circunstancialmente se junten todas, luego se van repartiendo a lo largo de toda la región saheliana... ¿y cómo se reparten? Pues ahí viene lo curioso: cada una viene a quedarse más o menos en la vertical de su zona de origen; las españolas en el Sahel occidental, las de Centroeuropa en el centro de África y las de Ucrania Y Polonia al este, por ejemplo, de modo que si se unen con líneas solo el punto de origen y el de destino, sobre el mapa quedan líneas prácticamente paralelas y verticales. JaviS, uno de los nuevos doctorandos de este curso (S por sardinilla), que estaba sentado a mi lado, me dijo el nombre de este tipo de característica migratoria; pero se me ha olvidado...
A África bajaron las cigüeñas negras en octubre, y en nada estarán de vuelta. Grullas y ánsares están ya pasando sobre Madrid hacia el norte; al encuentro por lo que parece de un invierno que en Centroeuropa se ha hecho fuerte y se resiste a ir cediendo terreno. Los almendros están empezando a florecer en la capital también, y no creo que muchas abejas se aventuren estos días a visitarlos fuera de las colmenas. Y ayer al llegar a Orense (porque sí, yo también me muevo este fin de semana; que el martes cumplió mi sobrina 2 años y hoy comeremos todos), no se las veía, como hoy; pero el olor de las mimosas descendía, espeso y dulzón, lamiendo las laderas... Frío hará; pero si Dios quiere no por mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario