Pasear en el puerto y asomarse al mar es una delicia... Hay mucha más vida de la que cabría esperar en un lugar que seguramente no está muy limpio; y en comparación con los puertos gallegos, donde tanto se dejan notar los flujos mareales, aquí el panorama subacuático que se entrevé es mucho más calmado: en vez de mejillones, balanos y bígaros perfectamente estratificados, hay bosques de espirógrafos que se mecen como palmeras en un oasis. Entre ellos nada una diversidad de peces sorprendente: sargos de varias especies, salemas, doradas, lubinas, los omnipresentes múgiles y un bicho raro clavado a un sargento que olía a escape de l’Aquàrium...
Fuera del agua, los escapes son también las estrellas de la fauna alada barcelonesa. A una población grande y cosmopolita (que implica mayor demanda de aves de compañía) se une en comparación con Madrid una climatología mucho más benigna, lo que favorece la supervivencia y asentamientro de los animales liberados, accidental o deliberadamente. A las habituales cotorras de Kramer y argentinas se añaden aquí otras dos o tres especies; en el parque de la Collserola prosperan los ruiseñores del Japón y a las afueras, en el delta del Llobregat y otros cañaverales, encuentran su sitio tejedores y estríldidos de todas clases.
Fuera del agua, los escapes son también las estrellas de la fauna alada barcelonesa. A una población grande y cosmopolita (que implica mayor demanda de aves de compañía) se une en comparación con Madrid una climatología mucho más benigna, lo que favorece la supervivencia y asentamientro de los animales liberados, accidental o deliberadamente. A las habituales cotorras de Kramer y argentinas se añaden aquí otras dos o tres especies; en el parque de la Collserola prosperan los ruiseñores del Japón y a las afueras, en el delta del Llobregat y otros cañaverales, encuentran su sitio tejedores y estríldidos de todas clases.
No me he cruzado con ninguno de ellos, sin embargo; y mi mejor experiencia esta semana la he tendio con una especie muy de aquí, pero muy inhabitual como especie urbana, como es el vencejo real; que comparte el espacio aéreo con los más habituales y numerosos vencejos comunes y pálidos. El caso es que anteayer me comprobé cómo un extraño gorjeo como de mirlo castrado que se escuchaba de vez en cuando ¡provenía de los vencejos que se perseguían entre los edificios! Caí en la cuenta de que no los había escuchado antes (podéis hacerlo aquí), y de que inconscientemente les suponía un grito más vencejil... Pues nada, cosas que pasan; merece la pena caminar atento al mundo...
2 comentarios:
que pena no tener un título que vaya acorde con tal comparación entre capitales. ;D
FJPATO
¡Se me pasó, qué fallo! :-) Gracias por el apunte...
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