Gaviotas de verano

Por llevar un poco la contraria, ahora que las aves bajan subo yo; ayer en tren y el próximo jueves, de una forma seria ya, en avión. La verdad es que aún no estamos en las fechas de paso postnupcial masivo, pero los anilladores llevan ya un par de semanas cogiendo pajaritos norteños (nosotros mismos cogimos anteayer en La Herrería un mosquitero musical), apenas se ven ya vencejos en el cielo (el 90 % de los que pasan por Gibraltar lo hacen en torno al día de Santiago) y ayer al pasar por Zamora estaban todos los primillas revolucionados...
Si he venido hasta Ourense es porque ¡estoy de vacaciones...! O algo parecido. Echaré aquí hasta el martes, y gracias. Así que no creo que dé para muchas alegrías, pero yo me consuelo con las gaviotas. Aunque se siga escuchando decir de vez en cuando por la calle eso de “nunca se habían visto gaviotas por aquí”, lo cierto es que desde que tengo uso de razón siempre ha habido patiamarillas por estas tierras. Eran mucho más abundantes antes de que sellaran el vertedero en 2001, pero aún así nunca han dejado de verse; y ahora que por lo visto crían algunas parejas en los tejados de la ciudad parece que vuelven a abundar un poco más. Para mí, que tanto me gusta la playa y que apenas la piso, resultan una especie de consuelo que es de agradecer; sobre todo ahora, en vacaciones...