Hace unos diez días, una compañera de Elena se encontró tirado frente a la Facultad de Farmacia un pollo de vencejo, uno de tantos que estos días sirven de alimento a ratas, urracas y hormigas… Como no estaba en muy mal estado se apiadó de él; de sus manos pasó a las de Elena y de las suyas a las de Miche, de forma que durante el día nos hace compañía en el despacho.
a
A Precarín, que así le hemos bautizado, le encanta tirarse el día dentro de su “cueva”; de la que sin embargo hay que sacarle para darle de comer, que es bastante a menudo.
No le gusta ni comer ni beber su agua con vitaminas, pero la verdad es que una vez en faena se pone las botas: pienso, carne, tenebrios… todo desaparece garganta abajo.
2 comentarios:
La foto 2 aporta una visión algo "borrosa" del asunto. xD
El bicho, que no paraba de moverse...
Publicar un comentario