17/12/15

Zancudas onubenses (Vertebrados revisited, IV)

 Cuando suba a Orense ahora en Navidad acabaré escribiendo alguna entrada que otra sobre las cosas que vea en el Miño, al salir a pasear desde casa. Y estarán bien, vaya, pero cuando uno ve lo que otras ciudades de provincias tienen pegado, le da una envidia nada sana. En el estuario del Odiel por ejemplo, entre las salinas, los saladares, los almajares, las extensiones de fango en marea baja y la extensísima playa; caben bichos para aburrir. Y cuando fuimos estaba hasta la bandera...

 Águilas pescadoras no vimos, mira tú por dónde, que ya es raro en la zona; pero sí muchos ejemplares de la otra especialidad onubense: la espátula común Platalea leucorodia (en la foto un adulto y un juvenil, de cara y pico pálidos). Además de invernar en buen número, las espátulas también crían aquí desde no hace muchos años, pero no sobre árboles como en Doñana o Extremadura, sino sobre el suelo, como en Holanda, el otro gran núcleo europeo de la especie.

 Ya podrá uno disfrutar como un tonto con las rapaces, las limícolas, las marinas, viendo pajarillos marrones en un zarzal... pero cuando una garza real Ardea cinerea adulta se pone a tiro así de bien, la verdad es que uno no se cansa de mirarla.

 Como tampoco se cansaban las limícolas, como este archibebe común Tringa totanus, de buscarse la cena. "Cena", por decir algo, que esas categorías no se aplican a estas aves: las limícolas comen cuando baja la marea y duermen agrupadas en lo seco cuando sube, independientemente de la hora del día o de la noche. La mayoría capturan a sus presas por el tacto y no por la vista, y con la poca luz de la noche les llega para volar por las extensiones abiertas marismeñas sin miedo a chocar con nada.

Y con este zarapito real Numenius arquata que se desperezaba para disfrutar de la noche, podríamos muy bien dar el día y la entrada por zanjados... pero es que instantes después, estando nosotros rebuscando entre las conchas de la orilla y justo antes de que cayese el telón, un págalo parásito Stercorarius parasiticus de fase oscura pasó volando como una exhalación muy cerca de la costa, pura potencia, todo él aleteos elásticos; y se tiró con un quiebro sobre un grupo de gaviotas que se las veían ya muy felices pensando en pasar una noche tranquila flotando en el mar en calma, buscando la que le vomitase su cena... está visto, gaviotas y pajareros: nunca hay que bajar la guardia.

No hay comentarios: