10/8/15

Interludio costero, II

 Al profano suele sorprenderle que en Galicia en verano el agua esté al norte (de la Costa da Morte hacia el este, básicamente) bastante más templada que al sur, y que además el agua en agosto esté bastante más fría que en octubre: cosas del upwelling, el afloramiento mediado por el viento de aguas profundas frías ricas en nutrientes, que enturbian a la par que fertilizan las Rías Baixas, y hacen que mi hermana ni se plantee acercarse  las playas pontevedresas. Por culpa del upwelling pues, cuando ayer quisimos volver a ir a la playa, ella enfiló el coche rumbo al norte.

 Y rumbo al norte nos fuimos, donde tras ser rechazados por el atasco causado por los lucenses en los accesos a Miño y Cabanas desde antes de dejar la propia A-9, terminamos recalando en Ares, pueblo de mitológico nombre que me resulta muy familiar por las noticias que en los foros ornitológicos gallegos circulan acerca de Aretha, la gaviota de Delaware que inverna allí puntualmente desde hace más de una década.

Ares, funesto a los mortales, resultó ser un pueblo la mar de cuco, no demasiado estropeado por el desarrollismo, pero tomado al asalto por miles de veraneantes. Quisimos comer en varios sitios dentro de la villa y no pudimos, y terminamos en la playa de Seselle, en la cara opuesta de la ensenada, tragando a duras penas un bocadillo congelado en un chiringuito, con el recuerdo de la opípara comida del día anterior desvaneciéndose irremisiblemente...
Con tan frugal comida aguantamos el resto de la tarde en la playa, una playa mucho más agradable para bichear que la del día anterior: la marea baja en su punto álgido (o bágido más bien, o álguido incluso...), la arena llena de Diogenes pugilator con su casa a cuestas (¡qué nombre genérico más bien buscado!), y rocas, cómo no. Rocas menos animadas de nuevo que las de la playa de mi infancia, pero con todo y con eso entretenidas. Entretenido estuve un rato bajo el sol, echando de comer a anémonas, camarones y peces, y ahora me escuece la piel más de lo normal, que denería ser "nada"... cuando vuelva a recuperar internet ya os comentare el alcance y gravedad de las quemaduras.

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