6/8/14

Lo confieso...

 Si no notáis mucha diferencia entre esta imagen de arriba y la que os puse en febrero es por el cambio de perspectiva, porque el detalle en que quiero que os fijéis está en la base de la silla del microscopio: el reposapiés metálico, que se lo acabamos de poner. Parece una tontería, pero mejora bastante la comodidad del que, como yo ahora después de un paréntesis de cuatro meses, se pasa horas y horas contando parásitos...
Ea, en eso invierto las horas de esta última semana en Madrid antes de subir a la aldea: como tengo el cerebro fundido ya por el verano, pues al menos acumulo datos útiles de forma mecánica. Y, para entretenerme, Spotify. Pero me temo que mis gustos musicales, de natural siempre voluble, llevados por el fervor estival se están decantando últimamente por el lado oscuro...

Bueno, pues sí, lo confieso, ¿y qué pasa? Peores son los terroristas... Además, que eritrocito va, princesa viene, Plasmodium por aquí y bocinazos por allá, se me va pasando tan ricamente la mañana y disminuye el montón de frotis que mirar. Así que nada, os dejo con un clásico del género, que por serlo supongo que no tendré que pedir disculpas:

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