Queridos lectores de este blog: aunque sólo sea por las muchas veces que os he hablado de los estorninos de Jaime, o de los proyectos de seguimiento de fauna de Ciudad Universitaria, sabéis ya más que de sobra qué es una caja nido y para qué sirve. Cuando uno descuelga una caja suele encontrase dos cosas: o un nido, o una caja vacía. Pero a veces se encuentra uno alguna sorpresa que otra: la escabechina que ha dejado a su paso algún depredador, un avispero, un lirón echándose (cómo no) una siestecita, un nido de furiosas hormigas de corteza... ahora, lo que nunca nos habíamos encontrado era un mensaje:
Pues ya lo veis vosotros mismos; así es como se encontraron los chicos que fueron a revisar el viernes qué tal iba el inicio de la temporada de cría una de las cajas de detrás de la Facultad de Ciencias de la Información... ¿Qué, cómo os quedáis? Alguien subió al árbol a por la caja (o la bajó de una pedrada, jaja), escribió lo que tenía que escribir y volvió a colgarla, no con su gancho original, sino con un cordel de zapato; si es que hay gente para todo...
AVISO: Esto tiene su gracia, pero NO os dediquéis a hacerlo, por favor. Que para criar los pájaros necesitan un mínimo de tranquilidad, y no que empecemos a usar sus cajas como tuenti...
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