Sábado por la mañana: a pesar del trasiego constante de gente (qué novedad...) andando, en bicis, coches, ¡caballos...!, la verdad es que a orillas del embalse de Santillana, en Manzanares el Real, se estaba divinamente.
Vero, Javi y yo (¡y Sirin, bien!) pasamos allí la mañana, disfrutando del sol (manga corta) y de las aves, y sacando muchas fotos. El último finde de noviembre (viernes 29 teoría, sábado práctica) en principio (ya os adelantaré más detalles) daremos Javi y yo un breve cursillo sobre ecología e identificación de aves acuáticas madrileñas en un centro de interpretación de Manzanares; y queríamos tener material para las presentaciones y los sitios donde llevaremos a la gente frescos en la memoria. Y ojalá haga un día como el del sábado...
... porque claro, en otoño y en la Sierra, el día puede cambiar de un momento a otro. Subimos a comer al puerto de Navacerrada, y después caminamos un ratillo para bajar los judiones (jeje; ¿quién dijo que en el campo haya que comer mal?) por la senda que va desde el puerto a la Bola del Mundo. Y ya veis cómo pintaba ahora el asunto: sol, lo que se dice sol, ya no es que hiciera mucho.
Desde luego, nada que ver con el panorama del mes pasado. Con todo y con eso, pese al viento salvaje, la niebla y el frío, la verdad es que disfruté mucho del segundo paseo, que vistas no es que hubiese muchas, pero tenía la montaña una magia especial, así envuelta en nubes... Y en el párking había un grupo numeroso de verderones serranos casi tan confiados como gorriones, que siempre es un gusto añadido.
Y un poco de postureo, para terminar... Primero, Javi y Vero, contemplando cómo los milanos reales limpiaban de carpas y gaviotas muertas las orillas del embalse.
Y el que esto escribe, en la piedra otra vez. Que ya que estábamos por la zona y Álex y Laura siempre se prestan a invitarme, no ba a dejar de quedarme un rato en Collado Mediano.
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