A pesar de la lata que os doy con monótona regularidad, supongo que es sintomático que, en mi entrada del martes, no incluyese entre las tres mejores observaciones del fin de semana la de los vencejos que ¡por fin! vi este año, en el pueblo de Torrejón el Rubio. Y es que claro, los vencejos molan mucho por lo que significan de pulso ganado al invierno; pero precisamente por eso se disfrutan más en casa. Además parte de la gracia de los vencejos está en que son una experiencia multisensorial, que se disfruta casi tanto con el oído como con la vista... Por otra parte, el oído ayuda mucho a distinguir los vencejos comunes de los pálidos; y aunque los que vi en Torrejón por los prismáticos parecían oscuros, estaban tan lejos que no los escuché, y como Apus sp. se tuvieron que quedar...
... Apus sp. fueron también los de ayer por la tarde, al volver del supermercado. Pero esos sí me hicieron bastante más ilusión =D
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