Debía de tener miedo la dichosa lluvia de que nos olvidásemos de ella, y ayer decidió pasarse a visitarnos; aprovechando de paso para darle una colleja al mercurio :-/ Gemían ya inquietos los vencejos la tarde bochornosa del jueves, oliéndose lo que se avecinaba; y ayer apenas se les veía ya, a los listos de ellos: cuando el tiempo se estropea los vencejos se van, los días que dure la borrasca, a comer mosquitos a otra parte. Y en el caso de que ya tengan pollos, estos son capaces de entrar durante unos días en un estado comatoso que se podría prácticamente calificar de hibernación... desde luego, son aves asombrosas.
Me voy hoy yo también con los vencejos, de fuga de tempero, dejando atrás la capital mojada. Me voy hacia el oeste, que parece que hará bueno; a pasar el fin de semana en Monfragüe. Ya os contaré qué tal... mucho me extrañaría que no bien :-)
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