Creo que la historia ya os la he contado más veces, pero la resumiré para (como dicen en la tele) los que se nos unen ahora: en otoño de 2008 más de un centenar de buitres leonados arrastrados por un temporal de Poniente, en su inmensa mayoría aves del año, se dejaron caer por la isla de Menorca. A lo largo de los días la mayoría de las aves comenzaron su periplo de vuelta a la Península, pasando de Menorca a Mallorca y de allí a Ibiza. Dado que las aves planeadoras dependen mucho en sus movimientos de las corrientes cálidas de aire ascendente que se producen en tierra, pero que no existen en el mar, es mejor no pensar en cuántos buitres morirían por el camino, y en si finalmente alguno consiguió volver a “tierra firme”... El caso es que algunos, unos 50, más cobardes o con mejor visión de futuro, pasaron de arriesgarse y se quedaron en Mallorca, dando vueltas por la Tramuntana, donde pude verlos yo en 2009. Y habiendo paredones rocosos en cantidad, ganado y muladares donde se alimentan los buitres negros y los milanos reales (estos sí pageses de tota sa vida); pues era de esperar que sucediera lo que se ha confirmado este año: tras madurar a lo largo de estos años, son al menos cuatro las parejas de voltors forasters (tendrán ahora que cambiarles el nombre oficial en mallorquín) que por primera vez en la historia están criando en la isla de Mallorca. La noticia, comentada con mucho mayor detalle (aunque en mallorquín), aquí.
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