En fecha prácticamente idéntica a la del año pasado, Javi y yo hemos vuelto ayer a tomar el pulso del paso prenupcial de aves acuáticas por las lagunas de la Mancha Húmeda. Pero esta vez; y más bien gracias a ellos, que pusieron coche, ganas y perra, con Vero y Jorge. Así que preparaos para una sesión de fotos malas...
Empezamos, como de costumbre, en El Longar, Lillo. Supongo que porque es la que más cerca queda de Madrid, y porque cuando uno madruga no es difícil ver gangas ibéricas y gangas ortegas bajando a beber. Pero la verdad es que gangas hace bastante que no nos coincide verlas por aquí (será la crisis...), y salvo por tarros blancos y chorlitejos patinegros es una esquina que suele estar bastante tranquila...
... aunque bueno, siempre puede dejarse caer algún regalito, como el pequeño pato (anda que si es pequeño; comparadlo con las palomas del fondo) de vientre blanco y largas “cejas” blancas que casi se nos pasa desapercibido en la orilla... sí, eso es, es una cerceta carretona; la primera del día y del año.
... aunque bueno, siempre puede dejarse caer algún regalito, como el pequeño pato (anda que si es pequeño; comparadlo con las palomas del fondo) de vientre blanco y largas “cejas” blancas que casi se nos pasa desapercibido en la orilla... sí, eso es, es una cerceta carretona; la primera del día y del año.
Tras parar apenas unos momentos en la laguna Larga (“la laguna con peor luz de toda la Mancha”, en palabras de Javi), en Villacañas, ya que no parecía haber mucho que rascar, fuimos directos a Alcázar, al “zoo” de La Veguilla, donde siempre hay tal cantidad de bichos que nunca defrauda. Aunque no fue en La Veguilla, sino en la contigua laguna del Camino de Villafranca, más somera y donde abundaban las limícolas, donde hicimos la observación más interesante del día:
El chiquitín blanquito de la izquierda (chiquitín chiquitín; evidentemente más pequeño que los fumareles cariblancos y mucho más que la reidora y la pagaza piconegra posados a su derecha) es un fumarel aliblanco Chlidonias leucopterus que aparentemente lleva todo el invierno en Alcázar de San Juan. Esta especie del este de Europa es muy escasa en la Península durante los pasos, y excepcional como invernante. No era desde luego un bicho tan bonito como los adultos en plumaje nupcial que me taché en Polonia en 2010, pero no deja de ser una adición muy interesante a mi lista española.
Comimos en una terraza en Alcázar, y tras parar brevemente en Pedro Muñoz, tiramos hacia Manjavacas. Por el camino nos cruzamos con gran cantidad de críalos europeos Clamator glandarius, un cuco bien bonito, especializado en ocupar puestas de urraca.
Y en Manjavacas acabamos el día, en un observatorio precioso y muy bien emplazado, prácticamente nuevo; desde el que pudimos ver con total comodidad cómo un grupo de cafres, litrona en mano, pateaban y meaban dentro de los grandes nidos de barro de la colonia de flamencos, por suerte todavía desocupados... en fin, imbéciles hay en todas partes. Por lo demás, nos arrepentimos de no haber llegado antes, ya que la laguna estaba pletórica de bichos, con sobre todo muchas mas limícolas que cualquiera de las otras que habíamos visitado durante el día. Un día que, pese a sus altibajos, mereció mucho la pena; a ver si no tiene que pasar otro año antes de que volvamos...
4 comentarios:
¿Sin fotos sociales? Aaaayyyy... que despiste! Un beso!
Sin fotos sociales porque no nos hicimos ninguna...
¡Eso lo dirás tú! Ahora te paso algunas...
Bueno; sale más de una persona en las fotos, pero de ahí a que sean "de grupo"... :-p Nada, nada; déjalas para cuando actualices el tuyo, jeje.
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