6/9/14

Más historias hormigueras

Pese a los desvelos de mi tía que os comentaba ayer por inculcarme sentimientos elevados, la verdad es que muchas veces de pequeño las hormigas pasaron por mis manos de la vida a la muerte. Me salva (un poco al menos) que no las mataba por matar, sino con algún fin, el más común de los cuales solía ser dárselas de comer a algún otro bicho (o intentarlo al menos, ya que las hormigas son pura quitina, mandíbulas y aguijón; y no suelen gustar a muchos). Mi "truco de magia" favorito era sin duda jugar con ellas a Tiburón: mi tía me llevaba muchas veces al parque del barrio de El Pino, saliendo de mi casa en dirección opuesta al centro. Es una tira de terreno vagamente triangular y alargada, encajonada entre la carretera y el terraplén de las vías del tren. Era de aquellas un parque bastante asalvajado, lleno de bichos, donde una de mis mayores diversiones era ver pasar corriendo alguna rata por la cuneta que lo bordeaba. En su parte más estrecha estaban los juegos: columpios, toboganes, "cosas para trepar" y en general mamotretos enormes y llenos de óxido, aristas y barras donde romperse la nariz (ejem). Luego una pradera de hierba, y en la parte más ancha un jardincillo en terrazas, con una fuente que caía según los niveles del parque y que ahora está seca. Las aguas turbias de esa fuente bullían de bichos: básicamente caracolillos de agua y chinches barquero. Y yo me dedicaba a tirar unas cuantas hormigas al agua, y a esperar. Las pobres pataleaban por la superficie, intentando agarrar algo con sus patas... pero este pataleo era enseguida detectado por las chinches barquero, que apareciendo de las tinieblas acuosas subían, agarraban a las infortunadas con sus dos primeros pares de patas y, en unas pocas remadas, desaparecían de nuevo en las profundidades abrazando mortalmente su presa. Y contemplando eso boquiabierto podía echar la tarde entera...

2 comentarios:

Javi Pato dijo...

Juas

Yo lo de las hormigas y arañas tb... hacia (igual no hace tanto). Algo cruel pq tampoco me molestaban (con las moscas ya t dije que me "dolía" menos)

desconocía yo esta variante acuática pero... casi que me quedo con los arácnidos

(Lo de disfrutar viendo correr la rata ya tan pequeño ya era indicativo si jeje)

Antón Pérez dijo...

¡Es que ver pasar la rata era toda una lotería!