10/1/14

La deuda climática y los cucos

¡Qué gozada, cuando uno se pone en modo "cesta de cerezas" y, saltando de artículo en artículo, termina por atar cabos y dar forma a una historia fascinante en la cabeza...! La "deuda climática" es un concepto científico reciente tan fascinante como preocupante: cada año, de forma muy acusada desde inicios de los 90, la temperatura media de primavera ha ido aumentando; en Europa las isotermas se han desplazado en concreto 250 Km hacia el norte. Una temperatura mayor abre las puertas a que especies del sur colonicen localidades más norteñas, pero a las especies les lleva su tiempo adaptarse, de modo que los estudios muestran que en su conjunto las aves y las mariposas europeas (dos grupos muy visibles y fáciles de estudiar) han ampliado su distribución hacia el norte sólo 37 y 114 Km respectivamente. Esto quiere decir, en resumen, que si bien la temperatura media de primavera de Madrid hace 20 años hoy es la que tiene Burgos, una mariposa para la que Madrid supusiese su límite norte de distribución llega ahora sólo hasta Aranda del Duero. Y lo malo no es lo que pasa por el norte, claro, sino por el sur, que las zonas demasiado cálidas avanzan a la misma velocidad...
El caso es que la deuda climática puede ser no sólo espacial, sino temporal: la "primavera climática" se adelanta, y siguiendo al rebufo se adelanta la aparición de diversas clases de insectos, la época de reproducción de las aves... acumulándose cada vez un pequeño error, por así decir; de modo que para cuando las aves migradoras llegan de África y se ponen a criar, las orondas y fácilmente digeribles orugas con que solían alimentar a sus pollos son ya velludas y secas polillas.
Y ya vamos llegando al tema... pero antes, un apunte transversal: las razas de cucos. El cuco Cuculus canorus es capaz de parasitar, a lo largo de su extensa área de distribución, más de cien especies de aves distintas. Pero las aves no gustan de que su pollada se eche a perder por culpa del intruso, por lo que hay una carrera armamentística continua entre las hembras de cuco, que ponen huevos cada vez más similares a los de sus hospedadores, y éstos, que refinan su capacidad de detectar el engaño. Para ir siempre un paso por delante, las hembras de cuco se especializan: cada linaje pone sus huevos en los nidos de una única especie o especies emparentadas, para que le sea más sencillo imitar la forma, el tamaño y el color de sus huevos. Esto ha creado verdaderos linajes matrilineales de "cucas" especializadas en distintos hospedadores, que si no han derivado en especies distintas es porque los machos de cuco se reproducen indistintamente con hembras de las distintas estirpes.
Y aquí viene la epifanía: entre los distintos hospedadores, los hay sedentarios o migradores a corta distancia, y los hay migradores de larga distancia, como el propio cuco, que pasan junto con él el invierno en África o La India, y que como él deben llegar primero antes de poder ponerse a criar. Y aquí es cuando a un danés afrancesado, una de las mejores cabezas del mundo, se le ocurre que probablemente los cucos estén acusando también, a su manera, la deuda climática. Pone a la gente en marcha y, efectivamente, comprueban que en aquellas zonas de Europa donde más ha aumentado la temperatura media de primavera, las especies de ave residentes empiezan a criar antes, mientras que las migradoras no han adelantado su fecha de llegada en la misma medida. Sucede así que, para cuando las razas de cucos especializadas en hospedadores sedentarios llegan de África, los nidos donde deberán poner sus huevos contienen ya pollos, y así no hay nada que hacer. ¿El resultado? Que en las zonas donde más aumenta la temperatura, debido a una serie encadenada de pequeños desajustes, los cucos van desapareciendo, al no poder seguir criando las estirpes especializadas en hospedadores residentes en los nidos donde solían hacerlo... estremecedoramente brillante.

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