Entre los muchos presentes inmerecidos que he recibido hace una semana, se encuentra una supercámara de fotos compacta que me han regalado los demás becarios. Subí este fin de semana a Galicia con Javi con toda la ilusión de estrenarla... y resulta que me había dejado el cargador de la batería en Madrid. Así que nada; esta entrada va sin fotos, como castigo a mi mala memoria... bueno, una sí que os pongo: la que envié el sábado por la tarde desde A Illa para dar algo de envidia.
Y eso que las puestas de sol me dejan bastante indiferente... |
El sábado la excursión en barco resultó un éxito prácticamente total: un día soleado la mar de agradable, el mar lo suficientemente movido (o calmado, más bien) para que los de interior tuviésemos la sensación de pequeña aventura, una tripulación y guía de lo más divertidos y amables (que hasta a café y sendas tapas de mejillones y navajas nos invitaron), unos compañeros naturalistas también la mar de apañados... y mucho bicho, claro: estuvimos en el mar de nueve a seis más o menos; el tiempo de salir 13 millas náuticas de la ría de Arousa por el sur de Sálvora, virar hacia el norte y terminar cerrando el triángulo entrando de nuevo por el norte de la misma isla, tirando chum en tres ocasiones. La única pena del viaje fue no ver ninguna especie de paíño (contábamos con ver al menos el común y el de Wilson), pero por lo demás sumamos cinco especies de pardelas (de las que me quedo con las observaciones inmejorables de sombría Puffinus griseus, que es un bicho que más que ver tuve que creerme en la salida del Aula do Mar), dos de págalo, seis de gaviota, charranes patinegros, alcatraces atlánticos... y bastante cetáceo también: dos grupos de delfín mular, varios de delfín común (incluyendo uno de varios centenares; muchos de los cuales se entretuvieron acompañando nuestra singladura, saliendo a respirar a escasos centímetros de nosotros) y mis primeras marsopas Phocoena phocoena; unos animales adorablemente diminutos...
Haciendo del fin de semana una experiencia mucho mejor, el sábado por la tarde terminamos quedando un rato en A Illa con Raúl y Cris, a los que siempre echo demasiado de menos, y con los que ojalá hubiese podido contar el día de la tesis. Y ayer domingo, tras dormir ya en mi casa en Orense, nos acercamos Javi y yo a dar una vuelta junto al Arnoia en Allariz; donde entre otros bichejos curiosos conseguimos ver (bimbo para Javi, que ya le tocaba) un par de lagartijas de Bocage Podarcis bocagei, endemismo del NO peninsular... Hay que ver; tras un fin de semana así, casi (casi) da pena volver a Madrid...
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