De vuelta en Pelahustán

 Un mes más tarde de nuestra última visita, ayer Joaquín y yo nos regalamos un día semivacacional en la Sª de San Vicente.

 Tocaba liberar un puñado de machos de lagartija colilarga de Pelahustán; y tras trabajar algo en la Facultad por la mañana hasta allí que nos fuimos.

 Recién recobrada la libertad en el sitio en el que la perdieron semanas antes, los bichos siempre parece que no se lo acaban de creer; y miran con cara extrañada a un lado y a otro antes de abandonarnos, a nosotros y a los amiguetes de terrario.

 ¡Qué bichos más bonitos! :-)

 ¿¿Y ésto?? ¿Cómo me puse la mano así, os preguntaréis? No es sangre de lagartija, a Dios gracias; no temáis...

 Pero tampoco son restos de moras, pues si hubiese intentado pegarme un atracón de mi fruta favorita seguramente se me habrían indigestado, de verdes que estaban aún. Y a resultas de las espinas de las zarzas toledanas, la sangre bien podría ser mía. Pero ya hemos quedado en que no es sangre....

... y de hecho sí son restos de mora; pero de moras de morera :-), que estaban impresionantes (e impresionantemente altas :-/); ¡bendito sea Dios por hacernos frugívoros!

Después de comer de verdad en Escalona volvimos a bajar hasta el Alberche, a reencontrarnos con colmillejas, culebras viperinas y chorlitejos. Y a bañarnos también, que íbamos bien pertrechados para la ocasión. Descubrimos una especie de canal poco profundo con algo de corriente donde inventamos la "Red Queen swimming race"; una carrera a la vez de velocidad y resistencia, pues había que nadar deprisa para mantener la posición y que a uno no se lo llevase el agua (avanzar, imposible), y perdía el primero que se agotaba y se ponía de pie. A ver cuándo lo hacen olímpico...