12/7/13

Descongelador

Pero no acaban con las de la Tesis las desventuras de esta semana, ! Como cada año en cuanto aprieta el calor, comienza el baile de muestras de un congelador descompuesto a otro a punto de descomponerse... uno llega tan tranquilo de buena mañana a la Facultad, y oír el pitidito de "me he roto, ¡jódete!" y echarse a temblar es todo uno; todo ello como consecuencia de las temperaturas infernales de la sala donde están esas neveras. Nuestro ultracongelador es un campeón en esto de petar, y no había verano en que no decidiese tomarse por nosotros las vacaciones que nunca tenemos. De modo que el año pasado decidimos dejar de arreglarlo y pasar todo el material a la enorme cámara frigorífica del sótano de la Facultad, donde las muestras duermen tranquilas hasta que algún pringadillo en manga corta se mete a rebuscar entre ellas dando saltitos, rezando para que no se le cierre la puerta y morir congelado a oscuras por no poder encontrarla... hasta este martes. El lunes por la tarde la señora cámara decidió que hasta aquí hemos llegado, y sin hacer sonar su alarma ni nada, se apagó. Y el martes por la mañana subió el técnico diciendo que la cámara "frigorífica" estaba a 20 ºC, y que tonto el último. De modo que pasamos una encantadora mañana recolocando las cosas que no estaban en alcohol (que dudo que sirvan para nada ya, la verdad, tras llevar a cuestas varios ciclos de congelado y cocción alternos) por neveras de toda la Facultad. Acabamos además con los ojos y la garganta arrasados por los vapores del formol de mil botes de muestras que, almacenados "porque sí" en la cámara, en su día reventaron al congelarse y expandirse el agua que diluye el formol (uno supondría que en la Universidad la gente sabe que estas cosas pasan, pero ya ves); y que al descongelarse gotearon y se evaporaron envenenando el aire de la sala. Por no hablar de las 40 truchas congeladas sobrantes de prácticas de Zoología que se guardaban allí, y que ya no lo estaban tanto...

Una semana maravillosa, vamos. Así que no veáis con qué ganas me vine ayer a Barcelona, a pasar un fin de semana largo con Sonia antes de que se tenga que volver a Madrid... Hay que ver qué bien se respira junto al mar.

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