Ya de vuelta en Madrid, tras haberme pasado todo el fin de semana con la mente puesta en la costa. Ya que en Orense en un par de días me he aburrido de lluvia y viento, me hubiese gustado acercarme a la playa y al menos disfrutar de la parte bonita de estas ciclogénesis con nombre de mujer que nos visitan: del mar embravecido... y de las gaviotas.Galicia está este año sembradita de gaviotas raras, a destacar entre todas un ejemplar inmaduro de gaviota de Ross o rosada Rhodostethia rosea que ha aparecido ¡en plena ciudad de Pontevedra, campando a sus anchas por la ría! Casi cinco años justos después de la anterior (aquella preciosidad manchega; mi bimbo más multitudinario hasta la fecha), y en un lugar apenas algo menos raro... Pero no ha podido ser. Tampoco es que me haya esforzado mucho por conseguir acercarme; lo que tiene, haberse tachado ya un bicho. Otros, por decenas, sí se han acercado a verla y a hacerle unas fotazas (posada, volando... no es para menos, ya que el bicho se muestra tan colaborador); ya me apuntaré yo a la siguiente, a ver si me pilla más cerca de casa...
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