Montes de Valdueza, encaramado a una ladera del valle del Oza; desde un repecho de la ruta circular que une este pueblo con Peñalba de Santiago y otros tantos pueblos con sus monasterios de la llamada "Tebaida berciana".
Todos estos valles, como los orensanos, están llenos de enormes y retorcidos castaños.
Y sobre los valles, los montes relucen con un paisaje que, con su aspecto agreste, oculta su origen totalmente artificial. Y es que, de forma natural, los brezos y retamas que tapizan estas laderas crecerían sólo en ciertos claros, acá y acullá. Originalmente estos montes serían un extenso melojar, talado en gran medida desde tiempos pretéritos y que, hasta mediados del S. XX, estaría transformado en una serie de campos de cultivo, alternando pasto para el ganado y centeno. Y si desde los años 60 no ha vuelto el melojar (sí lo hace, poco a poco) es básicamente por causa del fuego, que consume estas tierras (igual que en Galicia) cada poco. De esta forma los brezos, que rebrotan de cepa muy fácilmente tras el fuego, se enseñorean en este triángulo de León - Orense - Zamora.
Erica (australis) aragonensis -rosa-, Erica arborea -blanco- y Pterospartum (o Genista) tridentatum -amarillo-; brezos y carqueixas, dominan el paisaje de estos montes pizarrosos, de suelos ácidos.
Pero entremedias surgen dos picachos totalmente desnudos de brezal y cubiertos en cambio de ¡encinas! La transición entre el monte de pizarras y el calizo es tan abrupta que, literalmente, dando dos pasos la vegetación cambia de manera radical. Y es en las pedreras de ese estrecho valle que se abre en la imagen, fácilmente erosionado por el agua, donde se rodó el famoso vídeo de las lagartijas. Y allí es donde íbamos, llenos de ilusión.
Ilusión que duró bien poco, al ver que sólo éramos capaces de localizar una de las cuatro especies prometidas: la lagartija roquera Podarcis muralis. Bueno, no es una especie que vea todos los días precisamente; así que ni tan mal... Ah, y hablando de "reptiles", esta noticia de hace tres años me la mandó Tania hace unos días.
Y una hierba de ballesteros verde Helleborus viridis, sin más, para terminar con la crónica del pasado fin de semana. Y el siguiente, ¿a dónde? :-)
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