Días lechosos los que estamos teniendo, y los que aparentemente nos esperan en lo que queda de semana: una nube gris perla, inmensa y monótona, rodea la ciudad y se extiende en todas direcciones, robándonos el horizonte. La temperatura clavada entre 0 y 3 ºC, la humedad ambiental pegajosa como la resina; así debe de sentirse un yogur dentro de la nevera... Y en la Facultad, con unos fríos de Defensor del Pueblo tras estar dos semanas abandonada, la gente se debate entre las ganas de seguir pegados al radiador y las de acercarse a saludar a los conocidos y desearles "¡feliz año!". Y en todas las bocas el mismo tema de conversación: la intolerancia a la lactosa. A la lactosa meteorológica, se entiende...
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