Podría cabrearme, y me cabreo de hecho, por los recortes que imagino marcarán tendencia en los próximos años en Educación e Investigación, los dos temas que afectan de lleno al mundo en que me muevo. Pero lo que realmente me da pena (doblemente, porque parece que a poca gente más, a tenor del Nº de comentarios de cada noticia; una forma como otra cualquiera de medir su relevancia) son los recortes en las ayudas a los desfavorecidos, tanto a los de aquí como a los de fuera...
... en cualquier caso, lamentarse no sirve de nada y es hora de ver qué puedes hacer. Por eso a ti, lector con ingresos propios, te interpelo directamente: ¿qué porcentaje de esos ingresos destinas cada mes a ayudar a los que (aunque no lo creas, existen) están peor que tú? Hoy, Jueves Santo, es el día de la Caridad: caridad en su sentido pleno de amor excelente, en grado sumo. Amor por los otros que se traduce también (aunque no solo) en el afán por aliviar sus necesidades materiales. Porque, como se leerá esta tarde en el relato de la primera misa de la historia: “os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”.
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