Una noticia que nos llega desde Asturias, por cortesía de Tania (¡gracias!). La pena es que tras el titular graciosillo se esconde una realidad bastante lúgubre, de la que solemos ser poco conscientes los biólogos “de ciudad”: la caza ilegal sigue siendo una realidad en nuestros montes; y una realidad preocupantemente presente. Que cada año sigan muriendo osos y linces en lazos y cepos para jabalís, conejos o zorros no es de recibo. Y escopeteros, pajareros y demás alimañas siguen campando por sus fueros, confiados en que son muchos más que los agentes forestales y en que hoy no les va a tocar a ellos... así que ya sabes, si notas algo raro, amárgales el día haciendo una llamada.
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