13/1/12

Recuerdos de A Frouxeira

Al hablaros en Navidad del lío que se traían entre manos en Valdoviño con el nivel de agua de A Frouxeira (culebrón que todavía sigue sin resolver), me acordé de la primera vez que fui a dicho humedal, el 19 de febrero de 2005... un día grande. Por aquel entonces, recién terminados los exámenes del primer cuatrimestre de 3º de carrera, yo no sabía lo que era un twitcher, pero sí tenía muy asumido el concepto de enhuertar a alguien con coche para que me llevase a ver bichos. Ese invierno hubo una pequeña invasión de moritos Plegadis falcinellus, que venidos del sur de la Península se dejaron ver por todo el norte, donde no son nada frecuentes; y yo, que sabía por Internet que había un grupo de 3 o 4 en A Frouxeira, removí Roma con Santiago para conseguir vender en el Colegio Mayor que teníamos que ir fuese como fuese. No sé cómo logré maquillar el plan para que resultase apetecible (supongo que hablando de cocoteros, 30º C o historias así), pero el caso es que acabamos subiendo unos cuantos en una furgoneta. Nada más llegar, y circulando por la carretera junto a la laguna que ahora está inundada, pude ver ya revolotear los moritos, para inmenso placer mío :-) Estaba allí un pajarero (Antonio algo, que se suele mover por la zona) gracias al que pude colmar mi felicidad por segunda vez en una sola mañana cuando me dejó mirar por su telescopio, pues era también mi primera vez. Allí debí de estar embobado un buen rato, alucinando con los detalles de los moritos, de los ánades frisos (otra especie que me taché ese día, ya veis qué nivel tenía de aquellas...) y de unas espátulas que había posadas en una islita... Cuando ya los menos comprometidos del grupo habían pasado de nosotros y se habían largado con la furgoneta (llovía, jeje) a ver la playa y los alrededores, Antonio nos propuso acercarnos con su coche al cercano embalse de As Forcadas, donde integrada en un grupo de porrones nadaba mi primera “rareza oficial”: una hembra de porrón acollarado. La verdad, lo confieso ahora, es que tantas ganas tenía de ver una rareza por primera vez que creo que ni siquiera llegué a distinguirla cuando me la enseñó, entre el grupo de patos que se movían y zambullían en el quinto pino... menos mal que luego vino Martiño a salvar los muebles.

2 comentarios:

José María dijo...

Tendrías que asistir a este encuentro el próximo 17:
http://visnews-es.blogspot.com/2012/01/fiesta-de-san-antonio-abad-en-la-plaza.html

Antón Pérez dijo...

Me pilla un poco a desmano, pero gracias por acordarse :-)