Ayer tuvimos cuchipanda en casa de JPT, en San Lorenzo de El Escorial. Sofía y yo decidimos subir algo antes y darnos una vueltecilla por el monte, escogiendo para ello la ruta que rodea el bosque de La Herrería (donde tantas veces hemos subido a anillar) y pasa por la Silla de Felipe II, el lugar desde el que el rey prudente supervisaba el alicatado de las obras del monasterio en los ratos libres que le dejaban los rodajes en El Retiro... El bosque, coloreado con los mil tonos de ocres, amarillos y rojos del otoño, estaba bonito bonito; y como además lucía un sol radiante fueron muchos los paseantes con los que coincidimos a lo largo de la mañana.
a Entre las hojas que aún no se habían caído nos sorprendieron las de un melojo Quercus pyrenaica en concreto, de un tamaño descomunal, como se puede apreciar en la comparación con otra más normalita.
Pero sin duda las hojas más bonitas (“coquetas”, en palabras de la guía que nos iba marcando la ruta) eran las de los arces de Montpellier Acer monspessulanum, especie de arbolillo propio de los montes mediterráneos más “atlantizados”, que es relativamente abundante en La Herrería.
Y esto es más o menos lo que se ve desde la famosa “silla”. Y digo más o menos porque de hecho por un despiste mío nos perdimos y a la silla en sí no llegamos; pero por comparación con las fotos que he visto el panorama desde allá luce tal que así...
Cualquier motivo es bueno para celebrar una cuchipanda, pero ésta en concreto estaba más que justificada: festejábamos que nuestro Director hubiese conseguido una plaza de profesor titular. La cuchipanda escurialense anterior fue sólo para doctorandos, pero a ésta vinieron también el resto de profesores del BCV que pudieron y sus respectivas: un ambiente distinto, pero muy agradable también; la verdad es que con esta gente da gusto trabajar...
Y esto es más o menos lo que se ve desde la famosa “silla”. Y digo más o menos porque de hecho por un despiste mío nos perdimos y a la silla en sí no llegamos; pero por comparación con las fotos que he visto el panorama desde allá luce tal que así...
Cualquier motivo es bueno para celebrar una cuchipanda, pero ésta en concreto estaba más que justificada: festejábamos que nuestro Director hubiese conseguido una plaza de profesor titular. La cuchipanda escurialense anterior fue sólo para doctorandos, pero a ésta vinieron también el resto de profesores del BCV que pudieron y sus respectivas: un ambiente distinto, pero muy agradable también; la verdad es que con esta gente da gusto trabajar...
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