Menudean en Santiago los espacios rururbanos, y uno de mis preferidos es la finca Simeón, donde se ha abierto al público hace poco el nuevo edificio que alberga el Museo de Historia Natural "Luis Iglesias", de la USC, que cuando yo estudiaba allí estaba todavía en el sótano de la Facultad de Química. El viernes me acerqué a verlo con Ángel.
En la que fue durante décadas su ubicación anterior, el museo seguía un delineado clásico de vitrinas con objetos y animales disecados desnudo de todo adorno. Este nuevo montaje es más abierto y moderno.
Todos los animales por ejemplo se han sacado de sus vitrinas, y en su mayor parte se han integrado en dioramas que muestran "escenas" de la biodiversidad gallega o del resto del mundo, como ésta del robledal...
... o esta otra de una zona húmeda. La idea está bien y el resultado es bastante aparente... de entrada. Como estos animales se prepararon para ser exhibidos de una forma "neutra", de una forma neutra están: me refiero a que en estos dioramas están plantificados como las estatuas en que fueron convertidos, de una forma nada natural. Estos montajes resultan mucho más "creíbles" cuando lo que se exhiben son esculturas diseñadas junto con el contexto expositivo. Por otra parte, se ha perdido gran parte de la información: en el anterior museo cada bicho tenía su cartelito, donde explicaba a grandes rasgos qué era ese bicho, y también el origen de los ejemplares en concreto. Por ejemplo los cuatro cisnes de la foto, dos vulgares y dos cantores. Los cisnes son rarezas en España, y en la Facultad de Química, que aún lo recuerdo, uno se enteraba de cuándo y dónde habían sido cazados, en una época en que las rarezas eran recibidas a golpe de perdigonazo. Además, y como el número de dioramas era pequeño y el de animales que liberar de sus vitrinas grande, el resultado final es el de una amalgama de bichos un tanto mareante...
... y confusa, además. Estas dos chovas piquirrojas no creo que en toda su vida se hubieran posado en un roble en el interior de un bosque: ni ellas ni ninguna otra chova, pues son aves de acantilados, que de hecho y según son sus hábitos en Galicia hubiesen pegado mucho más en otro diorama que había de costa con aves marinas. Y como éstos, muchos otros ejemplos de bichos metidos con calzador en los distintos montajes. Otra cosa que me preocupa es saber si, fuera de las vitrinas y de la influencia de la naftalina o de lo que sea no cancerígeno que se use ahora, las pieles disecadas aguantarán mejor o peor el ataque de los insectos.
Aunque vista la maestría con que algunas de las piezas fueron disecadas y se conservan ahora, casi que mejor... en fin.
La forma en que la colección mineralógica estaba expuesta también resultaba un tanto apabullante, pero como las piedras se conservan mejor, pues resultaba bastante más estética.
Y ya para terminar, en su preeminente vitrina, la que debe de ser la pieza más valiosa del museo: la más completa de las pocas colecciones que se conservan de modelos cristalográficos elaboradas por el abate Haüy, fundador de la Cristalografía.
"He visto cosas que vosotros no creeríais..."
4 comentarios:
Joer macho q horror...
Estoy de acuerdo, demasiado aturullado todo. Y de los "disecados"(ni idea de si el término es correcto) mejor no hablar. Ya las cuestionestécnicas las dejo para el experto pero si tb es así pff.
Mira que empezando la entrada me iba gustando pero..
Bueno, hombre, tampoco es necesario enfadarse... no dejes de visitarlo, que algo siempre se aprende, y si no al menos reírse reduce el estrés.
Pues está aparentón, tendré que ir...
Los bichos mal disecados me parecen encantadores, son como nuevas especies! Hay en Nimes un museo en el que la mayoría de los bichos están así de mal disecados, es maravilloso
Está visto que siempre llueve a gusto de alguien; sólo hay que leeros...
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