En el interior de la provincia de Almería, aislado por un capricho de sierras y vientos de la humedad que podría aportarle el aire del mar, el cautivador paisaje del desierto de Tabernas se extiende a lo largo de varios kilómetros.
Cautivador en muchos aspectos; el primero y principal por lo distinto que resulta de cualquier otro lugar de España. El azote continuo del viento cargado de partículas y el agua (que, cuando la hay, se mueve con fuerza), moldean los materiales geológicos blandos de la zona dándoles formas llenas de personalidad. Y ojalá tuviese alguien a mi lado en aquel momento que supiese explicarme un poquillo mejor qué estábamos viendo... qué malo es no saber.
Costras de sal cubrían el fondo de los cauces secos; levantándose a veces en forma de pequeños torreones cristalinos.
Y, pese ser un sitio aparentemente tan inhóspito, el desierto bullía de vida. En los suelos calcinados por el sol apenas sí medraban unos cuantos líquenes blancos, confundidos con la propia sal...
... pero en los fondos de las vaguadas, o allí donde alguna surgencia aumentaba la humedad de suelo, todo se cubría de verde. Las plantas del desierto son luchadoras natas, no dispuestas a dejar que nadie les robe el agua que tanto escasea.
El cambrón Lycium intricatum es un ejemplo claro de cómo debe ser una buena planta de zonas áridas: con pocas hojas pequeñas, para aun a costa de crecer despacio perder poca agua por evaporación; y además carnosas y jugosas. Y un buen set de espinas, para amedrentar a cualquiera que se la quiera comer.
Con todo y con eso, herbívoros hay. Y alimentándose de ellos, otros cuantos bichos más.Las lagartijas colirrojas Acanthodactylus erythrurus, propias de zonas arenosas, eran bastante abundantes. Y había también bastante pajarillo de zonas esteparias; pero me quedé sin ver al que habría sido un bimbo muy codiciado: el camachuelo trompetero, ave desertícola por excelencia.
Ya sabréis todos que este desierto ha sido famoso como lugar de rodaje de muchas películas del Oeste. A rebufo de eso hay unos cuantos parquecillos temáticos en la zona, como el de la imagen.
Y, medrando junto a él, apenas unos pocos rodales de una planta muy amenazada en España que íbamos buscando, el romero blanco Rosmarinus eriocalyx; que en Europa sólo aparece en un puñado de localidades almerienses. Un buen regalito de despedida, antes de subir a comer a la montaña. Pero eso ya lo dejamos para mañana...
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