Zamora I: ... so, howl me, maybe

 Amanecía en algún lugar de la Sierra de la Culebra el pasado viernes: un viernes soleado, al revés parece ser de como estaba en el resto de la Península. Tanto mejor para nosotros...

 Mejor, porque con los rayos del sol incidiendo de lado, los animales se siluetean y se descubren con los telescopios con mayor facilidad. Animales como este ciervo, uno de tantos que animaban los brezales con sus bramidos, encelados hasta la extenuación, enardecidos por las primeras lluvias y pastos verdes del otoño.

 Animales como aquel ciervo.. o los dos lobos ibéricos Canis lupus signatus de la foto de arriba :-) Dos de los seis que vimos esa mañana; una mañana en la que nos sonrieron el sol y la suerte.

 Tras enfriarnos con gusto durante las primeras horas del día, fuimos a la playa a entrar en calor. Aunque fuese a la playa de Villardeciervos, a orillas del embalse de Valparaíso; playa era al fin y al cabo.

 Y tras tomar el sol como lagartijas, nos metimos a buscarlas por el melojar aclarado de detrás de la playa. Con la inmensa fortuna de que, entre lagartos ocelados y víboras hocicudas, dimos con mis primeras lagartijas cenicientas :-D Recientes (recientes no, recentísimos) análisis genéticos han desvelado que esta especie no es una en realidad, sino tres; y de hecho la descripción de la que nosotros vimos, la lagartija cenicienta occidental Psammodromus occidentalis, ha aparecido en febrero de este mismo año.

Todavía volvimos a probar fortuna con los lobos aquella tarde, en un lugar junto a la vía desde el que vimos pasar a su tiempo el tren que me lleva de casa a casa. No tocaba todavía coger ese tren; quedaba mucha Zamora por delante que explotar... Pero eso ya será mañana; de momento os dejo con el himno del viaje: una de esas canciones tontísimas que, por sonar en el momento justo, acaban irremediablemente ligadas a ciertos recuerdos...