A pesar de que, contrariamente al viernes, el sábado amaneció con mucha niebla, que tardó bastante en despejar, acabamos viendo otros cuatro lobos desde el mismo sitio cuando ya casi habíamos perdido la esperanza; tanto más se disfruta así, jeje. Hechos pues los deberes lobunos, tiramos hacia el Parque Natural del Lago de Sanabria, a por herpetos. A la laguna de los Peces, en la foto de arriba, se puede subir cómodamente; así que el que no se tacha algo es porque no quiere..
Y aquí veis a dos miembros de la expedición, busca que te busca entre las piedras del dique que rodea parte de la laguna.¿Buscando qué?
¡Lagartijas leonesas Iberolacerta galani, por supuesto; que ya os lo había dicho el día que nos fuimos :-D! En la foto os pongo uno de los muchos juveniles que triscaban por allí; tan simpático, con su cola azul, como es típico de las "lagartijas serranas". Pero las había de todos los tamaños y todas se dejaron fotografiar muy bien. La verdad, pocas veces me habré tachado bichos tan colaboradores...
El caso es que, otra cosa no, pero fotógrafos llevábamos unos cuantos en el grupo, y no dejaron bicho vivo (ya verás luego qué pocas fotos me acaban llegando; en fin...). Sorprendía ver semejante despliegue tecnológico y fueron muchos los curiosos que se acercaron a ver qué estábamos fotografiando, para luego irse decepcionados al ver que solo eran "lagartijas".
Las ranitas de San Antón Hyla molleri en cambio sí tuvieron más aceptación, jeje. Estaba todo lleno de enanos (iba a decir "renacuajos", pero precisamente eso no :-p) recién metamorfoseados, no más grandes algunos que la uña de mi meñique (y llevaba las uñas cortas, ojo).
Nos entretuvimos de picnic en la laguna de los Peces y acabamos bajando a dar una vuelta junto al lago de Sanabria sin intentar buscar perdices pardillas; quedará para otra ocasión...
El "fin de fiesta" fue un tanto decepcionante en lo biológico: el domingo por la mañana la niebla no llegó a despejar y nos volvimos con las ganas de haber visto lobos una tercera vez. De camino de vuelta, tras ver algunos castañares bien majos en la preciosa aldea de Santa Cruz de los Cuérragos, paramos a comer en Villafáfila, haciendo una visita de médico a las lagunas y las avutardas a modo de despedida. Y después la madre de todos los atascos entrando a Madrid... si no fuese por la inmejorable compañía, casi casi podría quejarme :-)
PD. Hartos de atasco, hicimos una última parada ya de noche y cerca de Madrid, para descansar un rato del coche. Con tan buena fortuna que en unas charquitas encontramos mis primeros sapos de espuelas Pelobates cultripes adultos (solo había visto larvas) y mis primeros sapos parteros ibéricos Alytes cisternasii; primeros sin apellidos :-) Así sí da gusto volver a casa...
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