5/5/12

Hace una semana... (Pirineos 2012 I)

 Pues hace justo una semana estábamos los cuatro (Javi, Diego, Unai y el que esto escribe) camino de Pirineos, con el firme propósito de exprimir al máximo el jugo de la avifauna de montaña. La previsión meteorológica no era nada halagüeña, pero es lo que tienen los destinos lejanos: que hay que ir cuando se puede, y no cuando más le gustaría a uno...
Llegamos entre lluvias intermitentes a Ars, en la comarca del Alt Urgell, justo a la izquierda de Andorra. Allí se puede decir que empezamos la Aventura en serio, ya que para llegar al refugio de Ras de Conques el encargado, Joan, tuvo que remolcarnos con su todoterreno durante un buen trecho por una pista excesivamente embarrada montaña arriba, con la furgoneta dando de vez en cuando interesantes bandazos hacia el barranco del borde. El refugio, aunque carente por una avería de agua corriente (da igual, había una fuente de agua calentita y un cubo lleno de algas para lavarse, ¿quién quiere más?) era bastante cuco, con su hogar donde calentarse al fuego y todo. Joan y su secuaz Joan 2, lo más parecido como pareja al Dr. Frankestein e Igor que debe de haber en Pirineos, añosos y curtidos por las vueltas de la vida, nos atendieron maravillosamente los tres días que echamos allí.
 La primera tarde nos dimos el primer paseo, con la lluvia cayendo de continuo; nos comimos un poco los mocos y acabamos bastante calados. El segundo día al menos la lluvia ya era nieve, que moja menos y es más bonita, aunque tras un segundo paseo monte arriba después de desayunar decidimos descender de cota, hacia lo verde.
 Mientras pasábamos el día, con lluvia de vez en cuando, el sol iba incluso saliendo a ratos, y la nieve desaparecía a ojos vista. Los bichos se activaron un poquillo y empezó la fiesta: mucho corzo, gamos, verderones serranos, piquituertos, collalbas grises, bisbitas alpinos y arbóreos compartiendo límite de ambientes de ambas especies...
 Inopinadamente incluso, del árbol seco y muy agujereado por los picos picapinos que se ve en la foto, salió volando cuando pasamos junto a él una mancha oscura con motitas claras. Nos quedamos con cara de tontos; con la cara que se le queda a uno cuando uno de los bichos objetivos del viaje, el mochuelo boreal Aegolius funereus, aparece cuando uno menos se lo espera y desaparece en décimas de segundo. Bueno, pero ahí estaba el bicho...
Por la tarde la lluvia volvió a hacerse más fuerte y a derivar de nuevo hacia la nieve; cosa que haría mucho más interesante nuestra partida a la mañana siguiente... pero para mañana queda eso también; de momento os dejo con una foto de los cuatro.

No hay comentarios: