Bueno, ya he digerido algo la comida de estos días y vuelvo a llegar con las manos al teclado, así que toca actualizarse. Como mi abuelo murió ya en enero no era algo que tuviese en la cabeza, pero en Nochebuena sí se me hizo extraño cenar por primera vez sin ninguno de los dos... cuando el año que viene si Dios quiere mi sobrinita esté ya dando patadas fuera y no dentro de mi hermana la cosa cambiará bastante.
Por lo demás llevo un par de días muy (demasiado) relajado, descansando del ordenador y hasta de los pájaros. Aunque llega un punto en que uno pajarea incluso a su pesar: ayer por la mañana, cuando nos acercamos a la lardea al cementerio, levantamos por Antela algún pinzón real entre los más abundantes vulgares, y ya llegando al pueblo una hembra de esmerejón. También, cada vez que salgo al portal me saludan los reclamos de las capirotas, haciendo cimbrear con sus saltos las ramitas cargadas de bayas de los aligustres de la calle; ¡quién tuviera una red...!
Por lo demás llevo un par de días muy (demasiado) relajado, descansando del ordenador y hasta de los pájaros. Aunque llega un punto en que uno pajarea incluso a su pesar: ayer por la mañana, cuando nos acercamos a la lardea al cementerio, levantamos por Antela algún pinzón real entre los más abundantes vulgares, y ya llegando al pueblo una hembra de esmerejón. También, cada vez que salgo al portal me saludan los reclamos de las capirotas, haciendo cimbrear con sus saltos las ramitas cargadas de bayas de los aligustres de la calle; ¡quién tuviera una red...!
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